04 abril 2006

Bodegón Cultural de Los Vilos: la historia

Por Jorge Colvin
Arquitecto, Director Bodegón Cultural de Los Vilos

Embarcarnos en el antiguo muelle de Los Vilos, rumbo al interior, en búsqueda de la provincia del Choapa, de su historia, sus habitantes y su cultura, fue una decisión que tomamos en 1997. Ella respondía a nuestra inquietud por un rescate patrimonial, a nuestra motivación por generar dinámicas de integración social, a nuestro interés por promover una revitalización urbana, todo desde una perspectiva cultural. Durante todo este tiempo, hemos vivido un viaje marcado por descubrimientos, dificultades, esfuerzos titánicos, aprendizajes y gratificaciones; un recorrido intuitivo que se ha llevado a cabo a partir de ciertas cartas de navegación que, en ningún caso, describían la ruta del tesoro; una enriquecedora experiencia que nos ha estimulado a seguir adelante a pesar de que todavía no tengamos certeza de cuánto tiempo se requiere para llegar a tierra firme, si se trata de proyectos de desarrollo cultural que buscan afectar o tener un impacto en un territorio y una comunidad específicos.

Hace nueve años adquirimos la antigua bodega del puerto de Los Vilos, que databa aproximadamente de 1860, y que se encontraba completamente en ruinas. Sólo con recursos privados iniciamos lentamente los trabajos de restauración y habilitación del edificio y construimos nuevos espacios que permitieran una mayor diversidad de usos. Cuatro años después, el 2001, habíamos finalizado la infraestructura y estábamos en condiciones de comenzar a implementar contenido. Fue así como surge la corporación privada sin fines de lucro Bodegón Cultural de Los Vilos, con el fin de constituir un espacio público donde se generara y promoviera cultura (s). Desde los inicios, la misión fue rescatar, valorar e integrar, desde una perspectiva contemporánea, la identidad y el patrimonio cultural en el valle del Choapa. Paralelamente, definimos tres áreas de trabajo y objetivos específicos para cada una de ellas.

Nuestra experiencia
La primera fue el área medio ambiente, la cual ha buscado introducir en la comunidad los conceptos de ecología, sustentabilidad y reciclaje con el fin de estimular el desarrollo de una conciencia y acciones colectivas frente a la problemática ambiental. A través de talleres, se han entregado conocimientos, herramientas y técnicas de producción, capaces de generar nuevas fuentes de trabajo y de velar por la conservación de recursos naturales y especies autóctonas. Una de las actividades de mayor repercusión en la comunidad ha sido el proyecto Los niños de Los Vilos pintan por el medio ambiente, realizado el primer año de funcionamiento (2001) con apoyo del Fondo de Las Américas. El punto de partida fue la recopilación sobre los problemas ambientales que enfrentaba la comuna. Luego se elaboró un video sobre estas problemáticas y se realizaron talleres de motivación ambiental para los profesores de las escuelas de Los Vilos, con el fin de que surgieran propuestas recreacionales, educativas y artísticas a implementar con alumnos de enseñanza básica (de 5º a 8º) y media. Más de dos mil niños y jóvenes participaron durante todo un año en este proyecto: se programaron salidas a terreno para limpiar y desmalezar basurales, se crearon invernaderos, se plantaron árboles, se inauguraron plazas y espacios verdes, se realizaron visitas al sitio de Quereo (una de las primeras ocupaciones humanas de América) y al humedal de Huentelauquén, y se organizó una exposición de dibujos en el Bodegón donde más de 900 alumnos presentaron su visión sobre la situación medioambiental de Los Vilos.

La segunda, el área artes y oficios, ha tenido por objetivo promover la exploración y rescate de las artes y oficios que forman parte de la historia de la región con el fin de transformarlos en pautas para nuevas expresiones plásticas. A través del estudio del diseño de textiles indígenas, de la pintura rupestre, de los petroglifos y de la alfarería prehispánica, hemos producido en los talleres del Bodegón una nueva propuesta de cerámica, utilitaria y decorativa, la cual es moderna y con identidad.

En un principio, los talleres fueron financiados solamente con recursos FONDART y del Gobierno Regional de la IV Región de Coquimbo, pero en los dos últimos años hemos contado con el auspicio de la Fundación Minera Los Pelambres, principal empresa de la zona, lo que nos permitió aumentar el número de beneficiarios. Como la demanda de cursos crecía, postulamos en el 2004 a un fondo de infraestructura de la Fundación Andes, con el cual pudimos trasladarnos a un espacio de mayor amplitud y construir nuevas instalaciones.


Gracias a la gestión del gabinete de la señora Luisa Durán obtuvimos equipamiento de FORYDES para los nuevos talleres, mientras que el Consejo de las Artes de Ohio nos ha asesorado técnicamente y nos ha apoyado en la difusión del proyecto a través, por ejemplo, de la organización de una exposición de nuestra cerámica en Columbus, Estados Unidos.

En noviembre del 2005, inauguramos el nuevo Centro de Formación de Artesanos del Bodegón, con la visita del presidente Ricardo Lagos y de la señora Luisa Durán. A partir de este año, contamos con una capacidad para realizar hasta seis talleres anuales (cerámica y textiles en un primer momento). Esperamos asociarnos con diferentes organismos o empresas privadas para que participen en el financiamiento de la realización de talleres de artesanía dirigidos a la comunidad.

En un futuro cercano, creemos que nuestro rol como institución cultural será asesorar y apoyar a nuestros alumnos en nuevas técnicas, en la comercialización de los productos y en la presentación de proyectos a diversos fondos, con el fin de que puedan constituir sus propios talleres.

Por último, se encuentra el área de extensión cuyo objetivo ha sido generar y difundir actividades artístico-culturales que promueven los valores locales, así como presentar los trabajos de artistas nacionales e internacionales de alto nivel. Los proyectos realizados que han tenido un mayor impacto a nivel local han sido las exposiciones Federico Lohse, el pintor de Los Vilos, y Trazos del Choapa. Con la primera se restauraron y expusieron más de 80 cuadros de este artista naif, muerto en 1990 y quien durante treinta años pintó la historia de Los Vilos. La segunda fue una reinterpretación contemporánea de los diseños de los petroglifos y de la cerámica del Choapa, la cual permitió a la comunidad reconocer estos trazos que forman parte de su inconsciente colectivo. Entre los conciertos destacan el del grupo Los Bunkers, el del cuarteto Christian Cuturrufo (IV región) y el del gran pianista Roberto Bravo.

En cinco años de trabajo hemos montado más de 20 exposiciones con sus respectivos programas de construcción de públicos, se han organizado 10 conciertos, 5 ciclos de cine y una serie de talleres y actividades interdisciplinarias. El año 2004 fuimos reconocidos con el Sello Bicentenario por el rol jugado en el valle de Choapa: entre otras razones, por estimular la interconexión entre el puerto de Los Vilos y las ciudades de Canela, Salamanca e Illapel a través de las itinerancias de actividades culturales; por promover también un flujo de experiencias y conocimientos, así como por generar un nuevo interés por la zona.

Sin embargo, y luego de una autoevaluación de nuestra gestión realizada a fines del 2005, consideramos que es necesario asumir el comienzo de una nueva etapa si pretendemos continuar por este todavía poco conocido camino que se presenta por delante.

De las residencias de artistas a un proyecto de ciudad
En primer término, hemos determinado una temática que actúe como hilo conductor a todas las actividades que realizamos. Creemos que la fecha Bicentenario nos plantea la posibilidad de establecer una meta a la cual llegar de manera colectiva. Es por eso que hemos decidido abordar el proyecto del Bodegón como uno de ciudad. Nuestro objetivo es que la comunidad se apropie de nuestra programación y de su relación con la ciudad, que los habitantes de Los Vilos sean parte de un proceso de renovación cultural urbano y que ellos inviten a diferentes actores a participar en este trabajo.

En segundo lugar, creemos que de aquí al 2010 debemos ser capaces de aumentar el porcentaje de actividades realizadas al exterior de la infraestructura del Bodegón. El objetivo es transformarnos en un polo de gestión de la programación artística y que sólo una parte de la producción se realice al interior. El resto de los programas se implementarán en la ciudad, con la participación activa de la comunidad.

Por último y en un intento por apoyar el proceso de creación, hemos decidido constituirnos como un espacio de residencias de artistas. Para el Bodegón, el artista es un actor social que, a través de su obra, es capaz y responsable de establecer vínculos con las diferentes actividades humanas en función de diversos y diferentes equilibrios. Sin embargo, consideramos que la capacidad inventiva de los artistas no depende sólo de la potencia imaginativa individual. Ella puede ser estimulada a través de la confrontación de otros pensamientos, estéticas y lenguajes, del descubrimiento de realidades y culturas diferentes y del trabajo en equipo con actores provenientes de distintas disciplinas y especialidades. Por otra parte, creemos que los artistas pueden ser acompañados durante el proceso de creación e implementación de un proyecto artístico por la institución cultural. Es ésta última la que cuenta con mejores herramientas para generar las condiciones que permitan el establecimiento de relaciones entre el arte y las diferentes actividades humanas.

En este sentido, el Bodegón se plantea como nueva misión generar y promover las condiciones necesarias para que artistas, profesionales e investigadores de diferentes disciplinas puedan trabajar en conjunto en el desarrollo de proyectos artísticos-culturales que porten una dimensión global y que aborden problemáticas de nuestra sociedad contemporánea. Estos proyectos plantean como solo requisito el constituir, en alguna medida, un aporte a la construcción de espacios públicos y a la formación de públicos para el arte.

Ya partimos. En enero de este año, el escultor Federico Assler realizó la primera residencia de investigación en el Bodegón. El objetivo fue concebir una escultura monumental a emplazar junto al muelle de Los Vilos, la cual daría inicio a la construcción del Paseo Mirador del Puerto, un proyecto Bicentenario impulsado por la Municipalidad. Paralelamente, trabajamos junto a la Alcaldía y con un grupo de ingenieros y arquitectos para postular a un programa de mejoramiento urbano (PMU) que permitiera construir la plaza donde se instalaría la escultura. Este fue aprobado y el Sábado Santo pasado se presentó a la comunidad la maqueta de la nueva plaza y de la obra de Assler. Los trabajos de construcción urbana comenzarán este semestre y los del escultor estarían programados para principios de octubre. La idea es que Assler desarrolle la obra durante un período aproximado de tres meses, in situ, frente a la comunidad.

Nuestro desafío ahora como institución cultural será desarrollar un programa de formación de públicos en torno al trabajo de Assler y de esta obra. Al hacer partícipe a la comunidad del proceso de creación buscamos que esta escultura, de seis metros de alto y siete de largo, sea integrada como un bien de la comunidad, como algo propio, que pertenece a los habitantes de Los Vilos, que tiene raíces junto a ese muelle, que mira al mar y que hay que proteger porque nos pertenece.

En otras palabras, lo que buscamos es recuperar un espacio físico. Queremos que el “lugar de la escultura” sea un punto de encuentro, un referente, que se hable de “antes” y “después” de la escultura. Pero una vez más, no tenemos la receta, sólo la intuición de que vale la pena seguir adelante y de que experiencias como estas puede ser readecuadas y reinterpretadas en otros contextos y realidades.





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