En noviembre 2004, la ciudad francesa de Lille finalizaba su período como capital europea de la cultura, edición 2004. Sin embargo, la clausura oficial no significa una pérdida de atractivo ni de vigencia del proyecto. Lille 2004 constituye una manera de integrar y posicionar la cultura como motor de transformación de un territorio, como potencial económico y turístico.
Es también el inicio de un proceso a largo plazo que persigue capitalizar las inversiones realizadas, mantener la dinámica impulsada y ser capaz de autoregenerarla. Por último, se trata de un programa con múltiples aristas que podría ser reinterpretado y recreado en realidades y territorios diferentes.
Por María Inés Silva
Artículo publicado en Revista Pausa nº5, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, octubre 2005.
El 20 de noviembre de 2004, la ciudad de Lille[1], Francia, celebraba con todos sus colores y junto a un millón de participantes, su última fiesta en tanto que capital europea de la cultura. Horas antes de comenzar la jornada de clausura, Martine Aubry, la alcaldesa de la ciudad y presidenta de Lille 2004, afirmaba que el proyecto había cumplido todas sus promesas. “La apuesta era mostrar que con la cultura se mira de manera diferente. Y yo creo que hoy es un éxito cultural y artístico”.
Lille 2004, capital europea de la cultura, implicó una programación cultural de 2.500 manifestaciones, la participación de más de 17.000 artistas, 9 millones de visitantes, 193 comunas de la región de Nord Pas-de-Calais y de Bélgica involucradas... Un presupuesto de 73,7 millones de euros[2], sin incluir las numerosas inversiones realizadas en programas de infraestructura, de desarrollo urbano y de rehabilitación de patrimonio, las cuales fueron manejadas directamente por las colectividades concernidas en el proyecto.Lille 2004 fue una operación que perseguía transformar la percepción global de un territorio, frente a sus habitantes y visitantes. Un programa que buscaba integrar y posicionar a la cultura como motor de desarrollo, como potencial económico y turístico. Una herramienta de aprendizaje con respecto a la participación del sector privado y de las diferentes colectividades (las comunidades, las ciudades, la región, el estado, la unión europea…), una serie de iniciativas en relación a la construcción de públicos.
Se trata del inicio de un proceso a largo plazo que busca capitalizar las inversiones y trabajos realizados, mantener la dinámica impulsada y ser capaz de autoregenerarla. Pero ahora a partir de un nuevo contexto: ya no hay más capital europea de la cultura, ya no existe el mismo financiamiento ni tampoco los mismos recursos humanos. No habrá más un año entero de exhaustiva programación artístico-cultural, no se producirá la misma difusión a nivel nacional e internacional, y la dimensión territorial no se encontrará vinculada de la misma manera….
Sin embargo, existe una voluntad política local que apoya, estimula e invierte en el proceso. Se ha constituido un equipo humano dispuesto a adaptarse a la situación actual, a aplicar el aprendizaje adquirido y a readecuar los medios anteriormente utilizados en función de las nuevas condiciones, problemáticas y dificultades. Ciertos sectores de la comunidad quieren seguir embarcados y solicitan ser acompañados...
Entonces, Lille 2004 se reactualiza. Ella representa ahora los desafíos de la continuidad de un “laboratorio cultural” que implicó a muchos, de diversas maneras, a diferentes niveles. Ella significa el comienzo de la búsqueda de nuevas alternativas para una serie de preguntas: ¿cuál es la huella?, ¿el germen?, ¿cómo se desarrolla?, ¿cómo crece? ¿es posible en un nuevo contexto?, ¿con qué medios?, ¿bajo qué formas?, ¿durante cuánto tiempo?, ¿cuáles son los roles?, ¿quiénes asumen responsabilidades?, ¿cómo seguir trabajando, avanzando y/o experimentando?…
DURANTE UN AÑO, UN CAMBIO DE IMAGEN 
La preparación de Lille 2004, capital europea de la cultura se fundamentó en dos principios. El primero: la capital de la región “noire charbon” no es toda vestida de gris y negro. El segundo: no se vive bien en el presente y no se prepara bien el futuro si no se es fuerte en raíces, al mimo tiempo que se es abierto a otros y a otros mundos.
Durante la inauguración de Lille 2004, en diciembre del 2003, Martine Aubry afirmaba que el proyecto consistía en “permitir a cada uno reapropiarse de la cultura regional y sentirse orgullosa de ella. Lille 2004 encarna nuestro apego colectivo a nuestras raíces: un patrimonio resplandeciente y una potencia industrial forjada a lo largo de siglos, la cual ha estructurado nuestra región (…).
Entonces, el verde, el rosado-fucsia y el rojo de Lille 2004, llegaban para afirmar la diversidad cultural de Lille, producto de las diferentes olas de inmigraciones. Ellos desembarcaban para valorizar su patrimonio y mestizaje, para hacer revivir la historia industrial de la región, para hacer recordar que el Humanismo nace en Flandres en la misma época que en el norte de Italia, cuando los comerciantes viajaban entre Lille y Génova. Estos colores venían a inundar la ciudad, a envolver los productos de la prestigiosa chocolatería Meert, a iluminar las vitrinas de las tiendas, a animar la fiesta, considerada expresión viva del patrimonio de la región…
Modernidad y apertura. Sin embargo, no todo era patrimonio. Lille 2004 se planteaba también como una buena ocasión para proyectarse en el futuro. 
Bajo esta linea surgio el concepto de “las métamorphoses”, instalaciones artisticas fuera de normas desarrolladas en la calles y edificios de la ciudad con el fin de generar un desfase urbano. Los responsables de la métamorphose de la gare Lille-Flandres, Patrick Jouin y Hervé Descottes, recubrieron los vidrios del techo y de las fachadas de la estacion con una película de color magenta y con filtros sensibles a la temperatura y a la luz. Como resultado, la estación estuvo iluminada, “de manera natural”, de un color rosado durante todo el año. Otro de los íconos fue La foret suspendue, desarrollada por Lucie Lom: un bosque de árboles plantados a la inversa, suspendido a doce metros del suelo, que se paseó por cuatro ciudades del proyecto (Lille, Roubaix, Arras y Hellemmes). “Las métamorphoses renuevan nuestra percepción de lo cotidiano. Su modernidad toma cuerpo en las ciudades, las cuales se han aprovechado de ellas para rehabilitar y magnificar edificios y espacios”, explicaba Martine Aubry a fines del 2003.
Y bajo el concepto de Mondes parallèlles, que perseguía provocar el encuentro “entre artistas de todos los orígenes y de las culturas más lejanas”, se organizaron 32 fines de semanas temáticos: de Nueva York a Génova, pasando por Japón, Montreal, Polonia, El Cairo, Métropole Tango hasta la China en toda su diversidad y riqueza….
Lille afirmaba también su modernidad a través de su red de transportes, de los trenes de alta velocidad, de su metro automático. Ubicada a una hora de París y de Londres, a 30 minutos de Bruselas, y a media hora de Malo-les Bains, la playa europea de la cultura, Lille fue visitada por 140 delegaciones internacionales de cultura y turismo que venían a interiorizarse en la experiencia. Dos mil reportajes audiovisuales, 6.500 artículos en la prensa escrita francesa y 1.500 en la extranjera.
DURANTE UN AÑO, UN IMPULSO ECONÓMICO
Lille 2004 fue programada por más de 70 tour-operadores a nivel nacional e internacional. Entre diciembre 2003 y noviembre 2004, la oficina de turismo recibió 882.942 visitantes, contra 308.000 del año anterior. El número de noches pasadas en los hoteles de Lille aumentó en un 27,2%.
La empresa de transporte metropolitano oficial, Transpole, aumentó su tráfico en 3,1 millones de pasajeros (casi 3% de alza). El tren Eurostar, que une Lille y Londres, transportó un 14% más de personas. La estación de Lille constató un alza de 7,3%.
La evolución del empleo en el sector del comercio minorista, cultura, hotelería y restauración fue considerada particularmente satisfactoria por los organizadores, sobre todo al compararla con las cifras nacionales. Frente a un aumento de un 1,1% a nivel nacional, la región Nord-Pas-de-Calais presentó un aumento de 1,5% y Lille intramuros, de 7%[3].
HORIZONTE 2004
Para una gran mayoría, la historia comienza el 6 de diciembre 2003, día de la fiesta de san Nicolás, a las 19.30 h, en el andén nº 1 de la estación Lille-Flandres, con 1.035 músicos y coristas reunidos en torno a Jean-Claude Casadessus y a la orquesta nacional de Lille… Seiscientos mil participantes.
Sin embargo, los inicios se remontan a 1998, cuando la ciudad es designada capital europea para el año 2004 (ver recuadro 1).
En enero del 2000 se constituye la asociación Lille Horizon 2004, bajo la presidencia del alcalde de Lille, la cual reunía tanto al mundo cultural regional, al mundo económico y a las autoridades de las principales colectividades concernidas por el proyecto. La dirección y coordinación de la manifestación fue confiada a Didier Fusilier, director de la Maison des Arts de Créteil, junto a Laurent Dreano, director de la programación de espectáculos del Parc de La Villette.
“Desde los orígenes, se trataba de converger energías para transformar esta experiencia en un potente motor de desarrollo. Pero nada estaba asegurado. Era necesario convencer, desde los servicios del Estado hasta el mundo económico, del carácter excepcional y de la pertinencia de un evento de dimensión internacional que, sin embargo, no era parisino. Había que captar la adhesión, atravesar una alternancia política y reunir los medios necesarios para el montaje del proyecto”, explica Laurent Dreano.
EL COMPROMISO ECONÓMICO DEL SECTOR PRIVADO
Un equipo de Lille Horizon 2004 trabajó a tiempo completo en la búsqueda de financiamiento. El resultado fue “una premier en Francia”: 82 empresas apoyaban un evento cultural, con un aporte total de 13 millones (17,6% del presupuesto).
Frente a estas cifras, la revista especializada L’Actualité du mécénat d’entreprise se preguntaba en su número de septiembre 2004: “¿Es que se trata de mecenazgo, de patrocinio, de padrinazgo o de todo un poco? ¿Es que se trata de una nueva forma de mecenazgo al servicio de la regionalización?”…
El equipo Lille 2004 desarrolló una serie de posibilidades y proyectos de asociación. La participación podía ser concretada a través de aportes financieros, de aportes de materiales, con productos, a través de asesorías y de mano de obra…
Trescientos cincuenta comerciantes de la ciudad apoyaron el proyecto al adherir la etiqueta “Commerçant Lille 2004”. En términos prácticos, significaba que cada una de las boutiques constituía y era identificada como un punto de información de las actividades del proyecto. Ellas iluminaban sus vitrinas con los colores de la manifestación e, incluso, algunas desarrollaron productos especiales Lille 2004: vajilla, lencería, pan, chocolates, objetos de arte (cerámica serigrafiada)….
Con las empresas de transportes se desarrollaron, entre otros, los sistemas de Pass Lille 2004. El Pass Journée, a 6 euros, permitía por un día el acceso libre a una serie de lugares de exposición, tarifas reducidas en algunos espectáculos y la utilización gratuita de bus, metro y tramway.
“Lille 2004 dio inicio a una interfase original entre dos universos, de la cual nace una sorprendente emulación y la cual probablemente hará escuela. Acercados por el interés colectivo, autoridades y artistas descubrieron posibilidades insospechadas de colaboración, las cuales les gustaría hacer perdurar”, afirmaba L’Actualité du mécénat d’entreprise.
LA AMBICIÓN DE LILLE 2004: OTRA MANERA DE VIVIR LA CULTURA.
Lille 2004 fue pensado como un proyecto donde que cada ciudadano se convierte en actor, donde se asume una cultura y donde se puede crecer en el intercambio con los otros. Un proyecto para todos, pero también por todos.
Sin embargo, era necesario pasar de los principios a la práctica, que la comunidad se apropiara del proyecto, que se sintiera parte activa. Entonces, como una de las primeras medidas, se lanzó una invitación pública para constituir la red de “embajadores Lille 2004”, quienes tendrían como misión comunicar las actividades del proyecto. Diecisiete mil ochocientas personas respondieron al llamado: 70% originarios de la región Nord-Pas-de-Calais, 20% provenientes del resto de Francia y un 10% del resto del mundo.
Identificables por la polera roja con el hombrecito de botas grandes, símbolo de Lille 2004, muchos de ellos trabajaron en la acogida de artistas y de público, o como guías en los lugares culturales. Su presencia significó “la firma” Lille 2004 en las diferentes manifestaciones, una facilitación del acceso a las obras así como una mejor comprensión de ellas. 
La Cité Idéale. En el 2001, la asociación Horizon Lille 2004 comenzó a trabajar con el ministerio de la Educación Nacional para implementar el programa La Cité Idéale (pensar un futuro ideal y un nuevo arte de vivir). A partir de esta temática, los alumnos de jardines infantiles, de enseñanza básica y media de la región desarrollarían proyectos en diferentes disciplinas: literatura, artes plásticas, arquitectura, gastronomía…
La primera medida fue crear un “grupo de pilotaje académico” compuesto por las diferentes autoridades educativas de la región, el cual actuaba como intermediario entre el equipo Lille 2004 y los establecimientos escolares.
Las relaciones se dieron en los dos sentidos. Por una parte, el equipo Lille 2004 proponía temas a desarrollar a partir de la programación artístico-cultural. Entonces, el grupo de pilotaje orientaba las iniciativas en función de las actividades que ya se realizaban en cada escuela. Paralelamente, el equipo Lille 2004 preparaba “cuadernos pedagógicos” de cada manifestación, los cuales eran difundidos por el grupo de pilotaje. De esta manera, los profesores contaban con un material de trabajo para preparar las visitas guiadas de los alumnos.
Por otra parte, se hizo un llamado a los establecimientos a presentar proyectos. En función de su contenido, el equipo Lille 2004 proponía alternativas de asociación con los artistas programados. Así se valorizaba también el trabajo y las proposiciones de la comunidad y se promovía la apropiación de Lille 2004 por los habitantes.
Novecientos proyectos fueron desarrollados en el marco de La Cité Ideale, lo cual implicó una participación de 66.000 estudiantes de la región.
Las maison folies. El 15 de octubre del 2002, el arquitecto neerlandés Lars Spuibroek presenta el proyecto de rehabilitación de la futura maison Folie de Wazemmes. Esta se instalaría en la antigua fábrica de hilado Leclerq, construida en el siglo XIX y cerrada en 1990. Ella cuenta actualmente con una sala de espectáculos de 350 m2, una serie de talleres para residencias de artistas, tres estudios audiovisuales, así como espacios conviviales: salas para reuniones, un baño turco, cocina, comedor, bar, jardín…
¿Maison Folie?: Antiguos edificios industriales, sitios inéditos o patrimonio arquitectónico transformado, renovado y rehabilitado para recibir cultura en todas sus formas. Para los organizadores, ellas establecen un vínculo cultural visible entre las generaciones. Son testimonio de un pasado social, comercial, urbano.
Lille 2004 implicó la apertura de 12 maison Folies que, si bien portan características individuales, todas comparten ciertos objetivos: la voluntad de desacralizar los templos de la cultura, promover la transversalidad entre disciplinas, establecer una proximidad con los habitantes del barrio, mezclar la creación artística con la cultura cotidiana, promover el encuentro entre los artistas y la comunidad.
Ellas fueron pensadas como el gran proyecto que aseguraría la continuidad del trabajo e inversión realizados durante Lille 2004. Son la herencia de la capital europea de la cultura, constituyen los equipamientos culturales para los años futuros y son consideradas como las figuras emblemáticas de un nuevo arte de vivir, como los símbolos modernos de un proyecto cultural innovador.
Y DESPUÉS DE 2004, 2005…
A partir de diciembre 2004, Lille comenzaba a sufrir nuevas transformaciones. Las métamorphoses eran desmontadas, el equipo Lille 2004 hacía balances, cerraba cajas…
Existía una curiosidad generalizada y una cierta incertidumbre con respecto al futuro. Sin embargo, las respuestas comenzaron a llegar en marzo de este año. Por una parte, Laurent Dreano era nombrado director de cultura de la mairie de Lille. Por otra, se presentaba el proyecto “Lille 3000, puerta de entrada hacia los mundos del futuro”.
Aún cuando todavía es muy pronto para evaluar la profundidad de la huella dejada por la bota del hombrecito símbolo de Lille 2004, los organizadores consideran que la dinámica impulsada ha sido integrada en diferentes aspectos. “Para muchos, Lille es ahora uno de los lugares a mostrar a los visitantes. Brujas, Belgica, ya no es la sola opción o el primer destino de la region”, explica Emilie Wacker, adjunta del director de cultura de la mairie de Lille.
Actualmente los trabajos de mejoramiento urbano continúan y esta vez a título personal. Los propietarios de departamentos cuyas fachadas fueron renovadas, rehabilitan ahora la parte de atrás. Por otro lado, espacios que antes de Lille 2004 se encontraban desiertos, como la plaza donde se instaló la métamorphose Círculo luminoso, son ahora utilizados como lugares de encuentro.
Sin embargo, existen problemáticas que aún no se sabe muy bien cómo abordarlas. “Las maisons Folies fueron pensadas como los lugares donde se podrían continuar desarrollando proyectos como los implementados en el marco de la Cité Idéale. Pero actualmente ellas están más preocupadas de encontrar fondos para costear su funcionamiento, que de la relación con las escuelas”, explica Kathrin Müller, encargada del área de Literatura de la mairie de Lille. Por otra parte, agrega, “la rotación de personas, tanto en puestos políticos, culturales y educativos, no facilita la continuidad del trabajo. Es por eso, que Lille 3000, podría ser una buena oportunidad para poder continuar en el proceso”.
LILLE 3000
El nuevo proyecto busca seguir apoyando la creación y presencia artística en la ciudad. Se continuará un trabajo de construcción de públicos, se apoyará el desarrollo de la red de las maisons Folie… Como punto de partida, se determinó la organización de un evento cada dos años, de tres meses de duración, que incluya los “ingredientes del éxito” de Lille 2004.
Desde ya, dos nuevas citas: entre octubre y diciembre 2006, Bombay Station, que presentará las diferentes facetas de la India actual. Para el 2008, las culturas de Europa, con especial énfasis en aquellas que vienen del este.
Para el 2010, la programación no esta definida y Lille busca su destino... Una fecha clave si se considera que habrán pasado diez años desde que se comenzó a preparar Lille 2004, que se cumplirán seis desde que se terminó el año de la capital europea de la cultura y cinco desde que Lille 3000 busca construir nuevos caminos. Quizás sea un momento para evaluar desde otra perspectiva “el proceso”, quizás signifique otra ocasión para abordar nuevas problemáticas...
Frente a este panorama y más allá de las especulaciones, una sola sugerencia: no dejar pasar cinco años para desembarcar en Lille. Desde ya el pasado y presente constituyen un atractivo itinerario para aquellos viajeros interesados en proyectos de desarrollo cultural. Además, como los dueños de casa están dispuestos a abrir las puertas y compartir sus experiencias, la “destinacion Lille” puede resultar una interesante y formadora escala antes de emprender nuevos rumbos.
LAS CAPITALES EUROPEAS DE LA CULTURA
El programa de capitales europeas de la cultura fue lanzado hace 20 anos por Mélina Mercouri, durante el primer periodo de Jack Lang como ministro de la Cultura y de la Comunicación de Francia (1981-1986). La primera capital europea de la cultura fue la ciudad de Atenas, Grecia, en 1985.
Dirigida desde sus inicios por el Consejo de ministros de la Unión Europea, la iniciativa tiene por objetivo valorizar la riqueza, la diversidad y las características comunes de las culturas europeas y contribuir a un mejor conocimiento entre los ciudadanos de la Unión Europea. La designación significa también la posibilidad de reafirmar la posición de una ciudad en el escalafón cultural europeo y de aumentar sus ingresos en términos económicos y turísticos.
La condición a toda capital europea es contar con una programación artística que incluya un alto contenido de manifestaciones internacionales y que, al mismo tiempo, refleje la riqueza nacida de la diversidad local.
Si bien cada ciudad ha desarrollado una programación en función de su contexto cultural, político, económico y social, después de 20 años aparecen tres tendencias. Por ejemplo, Glasgow 1990 y Porto 2001 priorizaron la construcción de nuevas infraestructuras culturales. Florencia 1986 y Dublín 1991 optaron por una programación bajo la forma de festivales. Anvers 1993 y Helsinki 2000 desarrollaron su programa en función de temáticas artísticas. Este tercer enfoque es el que ha tomado fuerza los últimos años ya que permite una mejor comprensión y participación del público.
La característica innovadora de Lille 2004 superar los límites de la ciudad y extender su programa a un territorio euroregional (la región francesa de Nord-pas-de-Calais y las ciudades fronterizas belgas).
[1] La ciudad de Lille tiene una población de alrededor de 200.000 habitantes. Ella es la capital de Lille Métropole Communauté Urbaine, integrada por 85 comunas, ubicada en la region Nord-Pas-de-Calais, en el noroeste de Francia y en el límite con Bélgica.
[2] El financiamiento de Lille 2004 fue objeto de una movilización del conjunto de instituciones públicas y del sector privado. La ciudad de Lille aportó 8 M; Lille Métropole Communauté Urbaine, 13,7 M; el Conseil Régional du Nord-Pas-de-Calais, 10,7 M;
el Conseil Général du Nord, 6,7 M; el Conseil Général du Pas-de-Calais, 3,35 M, el Estado y sus diferentes ministerios, 13,7 M; las ciudades y colectividades de la Eurorégion y la Unión Europea aportaron un total de 4,5 M. El sector privado participó con un aporte de 13 M.
[3 Fuente: Insee-Association Lille Horizon 2004, Impact de Lille 2004 sur l’économie du tourisme, en Lille 2004 Indicateurs.
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