11 abril 2006

Laboratoire de Recherche – Création // Research - Creation Laboratory

Laboratoire de Recherche – Création « LINC »
Culture, Arts et Publics au Chili



Le LINC est un programme interdisciplinaire de « recherche en action et création » sur des projets artistiques et culturels développés par des enseignants de l'Université Catholique du Chili (UC). Le LINC accompagne et analyse les processus de création, développe des stratégies de sensibilisation des publics, d’éducation artistique et d’interprétation esthétique ; met en place des outils d’évaluation d’impact ; analyse les résultats et réinterprète en fonction d’un nouveau projet.


RR Internationales
La mission du LINC est de créer des scénarios de partenariats à un niveau national et international qui permettent la coopération et les échanges des expériences.

Domaines de action
Arts Visuels – Musique – Théâtre – Opéra – Danse – Arts de la rue – Patrimoine – Sociologie de l’art et la culture – Médiation artistique – Formation de publics – Formation esthétique – Evaluation quantitative et qualitative des pratiques culturelles– Responsabilité sociale et développement culturel.

Projets en action
  • Elaboration de Manuel de Recherche en Arts. Concours FONDEDOC UC – 2008.
  • Analyse du processus artistique théâtrale et Médiation culturelle. Concours VRAID UC – 2007.

10 abril 2006

Foyer interdisciplinario en el Teatro UC. Etapa 1: El proceso de creación

En agosto 2008, el Teatro de la Universidad Católica estrenó la obra ¿Y quién no sabe cómo es un dragón? Siguiendo los principios que sustentan nuestra línea programática de teatro para niños, en la cual se insertaba este proyecto, quisimos ir más allá de las convenciones teatrales. Nos propusimos trabajar en la posibilidad de que la experiencia artística comenzara antes de entrar a la sala; queríamos que ella gatillara al momento de cruzar el umbral del teatro. Fue así como surgió la idea de crear una especie de túnel, imaginado desde las artes visuales y la composición musical, que generara una relación entre “el afuera y el adentro”, que constituyera una antesala entre el mundo cotidiano y el de la obra.

Para llevar a cabo esta experiencia, invitamos a participar a Cristián Morales, compositor, profesor del Instituto de Música y del Magíster en Artes UC, y a la artista visual y profesora de Escuela de Arte, Voluspa Jarpa. Ellos llamaron a las estudiantes de Arte, Paula Jiménez y Consuelo Walker, y a los estudiantes del Magíster en Artes, Tomás Bravo y Jorge Forero.

En abril 2008, tuvimos la primera reunión de trabajo, donde se plantearon los requisitos principales del proyecto. En primer lugar, había que tomar como referente el imaginario propuesto por el director de la obra, Horacio Videla, con el fin de establecer el vínculo entre el espectáculo teatral y la intervención artística del foyer. En segundo término, había que asumir que se trataba de un proyecto “por encargo”, dirigido a toda la familia, principalmente a niños de entre 5 y 13 años. Por último, había que generar un espacio compartido, donde la música y la plástica se conectaran, a través de relaciones transversales, para construir un nuevo “producto artístico”.

Nuestro desafío ha significado un enorme trabajo de reflexión conjunta, sesiones de taller y análisis interdisciplinarios de procesos creativos. No ha sido fácil desarrollar un lenguaje común entre estas disciplinas, coordinar los tiempos y metodologías de cada una de ellas, ni reinterpretar todos los requerimientos e intenciones iniciales, en términos de la mediación cultural y la formación de nuestro público. Sin embargo, en eso estamos… avanzando a paso firme.

A dos semanas del estreno de la obra ¿Y quién no sabe cómo es un dragón?, este equipo interdisciplinario se ha tomado el foyer del TEUC y ha empezado el trabajo en terreno. A continuación, presentamos las reflexiones, visiones y propuestas que desarrollaron cada uno de los participantes durante el proceso creativo del proyecto.

Comienzo y fin
Por Cristián Morales Ossio

Nombrar un objeto es suprimir los tres cuartos
del goce del poema, que está hecho del
deleite de presagiar poco a poco: el sugerir… he aquí el ensueño.
Stéphane Mallarmé

La actitud deliberada y a la vez casi inconsciente del compositor por instaurar un comienzo y un fin, en el contexto de la música de tradición escrita, es uno de sus valores más trascendentales. Este comienzo y fin puntualizan la entrada y salida a un espacio/tiempo virtual, donde la organicidad de los elementos musicales puestos en juego nos incitan a la comprensión de lo que deducimos por forma musical, experiencia de la escucha. En dicha excursión auditiva, la forma genuinamente modelada por el compositor es validada por los auditores en la medida que se provoque una multiplicidad de interpretaciones. Esta es entonces la apertura de una forma musical que, a priori, ha sido completamente cerrada por el compositor.

No obstante, existen propuestas donde el devenir del discurso musical prescinde desde la poiésis de esta condición, que se ha manifestado desde los orígenes de la música occidental, poniéndose en el debate la noción misma de forma musical.

Deslumbrados por las propuestas estéticas y teóricas de Stéphane Mallarmé[1], James Joyce[2], y Umberto Eco[3], compositores como Stockhausen, Boulez y Berio han propuesto la posibilidad de la forma abierta, una música que, operada o no por procedimientos de azar, apela a la inteligencia imaginativa de los intérpretes musicales y del auditor, a la hora de construir y reconstruir, respectivamente, la forma musical desplegada en el tiempo.

En la propuesta de intervención del foyer del Teatro Universidad Católica, para la obra Y quién no sabe cómo es un dragón se ha coordinado un trabajo de colaboración plástico/musical donde ambos mundos han desarrollado un proceso paralelo de abstracción, recogiendo algunos elementos importantes de culturas orientales: movimientos, sonidos, colores, estructuras, etc. Esta intervención consiste en una invitación a habitar transitoriamente un espacio que sugiere, a través de la visualidad y la escucha, lo que sucederá en la sala: la obra. La esencia de su ser (el de la obra), se manifiesta en forma atemporal, pues lo que vemos/escuchamos en el foyer no es más que una de las tantas posibilidades de abstracción imaginadas por los artistas.

Tal como los elementos visuales dispuestos, los sonidos escuchados configuran formas móviles y abiertas, no han sido organizados para un concierto, quizá producto de operaciones azarosas.

Probablemente, la música que escuchamos en este espacio no es tal, sino más bien un algo sonoro que se articula bajo los principios de la forma abierta. Este algo sonoro ha sido instalado allí y no tiene ni principio ni fin. Las expectativas, tensiones, momentos climáticos creados por el compositor desde la escritura son reemplazados aquí por una organicidad programada de los elementos sonoros: existe, permanece, muta, se mueve, tal como lo hace la esencia de las cosas.

La partida visual
Por Paula Jiménez y Consuelo Walter

El dragón chino se ha caracterizado durante siglos como una de las figuras míticas más relevantes en Oriente. Su importancia se desarrolla desde lo ritual con manifestaciones artísticas representadas a partir de la danza y la plástica, como una figura poderosa y buena, símbolo de la divinidad, el poder terrenal y celestial.

A partir de esto, hemos desarrollado una intervención multidisciplinaria, entre músicos y artistas visuales. El diálogo y trabajo paralelo entre ambas disciplinas, así como discusiones con el director, escenográfo y músicos del montaje, nos ha permitido la creación de un proyecto donde se abordan conceptos que se pueden manejar tanto desde lo visual como desde lo auditivo.

El cruce de disciplinas no ha sido fácil, puesto que cada una de ellas tiene un lenguaje propio. Por ejemplo, “tono” para nosotras era muy diferente al “tono” que se utiliza en lo musical. Frente a ello, nos dimos cuenta que nos enfrentábamos a la necesidad de interconectarnos a partir de una base conceptual, de descubrir un leguaje desconocido para nosotras, lo cual fue enriqueciendo la propuesta en la que trabajábamos.

Como artistas plásticas comenzamos por estudiar los movimientos del dragón en las representaciones chinas, analizamos los bailes que se manifiestan en año nuevo y seleccionamos aquellos movimientos que se nos hacían más interesantes y coherentes con la arquitectura del foyer. Escogimos una materialidad que permitiera recrear este movimiento, conforme a los movimientos que experimenta el dragón y los actores en la obra, desarrollándolo por medio de telas brillantes y dos colores básicos: el rojo y el dorado, clásicos por su utilización en este tipo de representación y aptos para darle el poder y la energía que transmite el dragón.

La partida musical
Por Tomás Bravo y Jorge Forero

Nuestra primera interrogante frente a este proyecto fue de qué manera plantear una experiencia multidisciplinaria entre un intervención visual con música, en estrecha relación con el montaje teatral Y quién no sabe cómo es un dragón. Comenzamos con una reflexión colectiva en torno al texto de la obra, de la cual se desprendió, como principal punto de partida, el tema de las apariencias. En una búsqueda de identidad, el protagonista se va relacionando con diversos personajes que, en un comienzo, están claramente definidos en cuanto a su rol y personalidad. Sin embargo, en el transcurso de la historia, se van develando sus reales intenciones y sus verdaderas identidades.

La segunda interrogante tenía que ver con cómo lograr una interacción con el público, proponiendo un recorrido que comenzara al atravesar umbral del teatro y que guiara al visitante al encuentro de la ciudad de Wu y sus personajes, es decir, a la sala del segundo piso.

En conjunto con las artistas visuales, decidimos intervenir la antesala pensando en tres espacios o momentos. En cada uno de ellos se dispondrán parlantes que reproducirán distintos instrumentos y timbres, pero que, en su totalidad, corresponden a una misma música. Ellos musicalizarán distintas partes de la intervención visual, la cual a su vez, en la conjunción de sus partes, también corresponde a una unidad.

El espectador pasará libremente por este “túnel”, configurando según las decisiones él tome durante el recorrido, una experiencia personal con respecto a lo visual y lo musical. Desde una perspectiva micro, el sonido con que el visitante se encontrará está relacionado con el espacio en el que éste está ubicado. El espacio desde donde nace este sonido pertenece a cada espectador, situado en ese lugar en particular. Pero desde un plano macro, es decir, con respecto a la recepción del espectador en su recorrido total, cada lugar (instrumento-instalación) irá en una evolución lineal, desde una sonoridad acústica hacia sonidos electrónicos. Nuestra intención se sustenta en la idea de llevar al público de un lugar a otro.

El camino de regreso
Esperamos que a la salida de la obra, la instalación tendrá un carácter estático y rememorará, de cierto modo, lo visto recientemente. Esto permitirá al espectador ingresar a un ambiente reflexivo.
Nuevamente, la música corresponderá al movimiento y carácter de la instalación visual, complementando a ésta en sus figuraciones y materialidad.

Esto no quiere decir que la música nace a partir de lo visual, ni que lo visual nace a partir de lo musical, sino que ambos nacen a partir del diálogo e intercambio que se ha efectuado a lo largo del proceso de trabajo.

Optamos por buscar la mayor afinidad posible entre la obra y los niños con sus familias, trabajando con una visualidad y sonoridad pertinente y sin pretensiones de complejidad sintáctica. Esto no significa desmerecer la simplicidad, sino entender que ella también es portadora de grandes significados. Tampoco se trata de subestimar al público, sino intentar un vínculo amigable, que invite a la creatividad y sensibilidad del espectador.

PISTAS MUSICALES
Se seleccionaron escalas e instrumentos alusivos a lo oriental, pero efectuando modificaciones que jugaran con el concepto de apariencia, relativizando así el carácter “oriental” de lo escuchado. Se interrumpe el material armónico con otro tipo de relaciones entre los sonidos y se interfiere en el timbre, convirtiendo los instrumentos convencionales en sonidos sintéticos. Lo que se busca es provocar en el público una suerte de “incertidumbre” respecto al carácter del lugar por el cual transita.

La música tiene tres tipos de instrumentos: cuerdas, flautas y percusiones. Ella se realizó a partir de procedimientos electrónicos, utilizando un software libre de programación llamado Pure Data. Este programa permite organizar, seleccionar, producir y modificar el sonido a partir de criterios definidos por el programador.

La organización rítmica está dada por un sistema de superposición de divisiones del tiempo que producen distintas temporalidades y hasta texturas de cualidades diversas. El factor de azar es usado como criterio de selección para el cambio tímbrico dentro de cada instrumento.

[1] Livre, 1893-1898; Un coup de dés jamais n'abolira le hasard, 1897.
[2] Ulises, 1922. Finnegans Wake, 1939.
[3] Opera aperta, 1962.

09 abril 2006

Se busca un anillo al interior de Santiago

Es una tarea difícil y quienes participan en ella lo tienen claro. Primero, porque la joyita a encontrar no se visualiza fácilmente. Segundo, porque no se trata precisamente de un anillo, entendido como algo completo y cerrado. Es más bien una secuencia todavía fragmentada que se recorre por una franja ancha, por una especie de frontera en la que convergen los límites de la comuna de Santiago con los de las otras doce que la rodean.

De todos modos, quienes lo conocen lo llaman Anillo, Anillo Interior de Santiago. Estamos hablando del Plan Estratégico que gestiona actualmente el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, dirigido a mejorar las condiciones urbanas y ambientales de 250 hectáreas de terrenos deteriorados y subutilizados, que estaban relacionadas con el antiguo Ferrocarril de Cintura de Santiago. En líneas generales, se trata de reconocer y valorizar elementos existentes en este sector, para luego incluir e ir sumando nuevos proyectos que den una continuidad a este espacio público.

La iniciativa comienza a gestarse el año 2000 desde dos ámbitos diferentes. Por un lado, el Directorio Ejecutivo de Obras Bicentenario distinguía este territorio como un elemento articulador de los distintos proyectos Bicentenario de Santiago. Paralelamente, la Facultad de Arquitectura y de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile presentaba a la Comisión Bicentenario la idea de elaborar un plan para la reconversión urbana de esta misma zona, insistiendo en sus oportunidades de desarrollo.

Para el 2010 y en el marco del Bicentenario, habría ya algunos resultados. Se espera que ellos estimulen el interés y la participación de otros sectores y que sean más los que se sumen a este objetivo.

A continuación, una serie de pistas que permitirán al lector hacerse una idea de lo que es, de dónde viene y hacia dónde pretende dirigirse, aquello que se está trazando al interior de Santiago.

Por María Inés Silva. Artículo publicado en Revista Pausa nº7, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Agosto 2006.


Pista 1: La partida. A fines del 2001, se le encomendaba al Directorio Ejecutivo de Obras Bicentenario (DEOB) el desarrollo de un plan para la reconversión urbana del Anillo Interior de Santiago. Desde ese momento, se da inicio a una serie de acciones como la incorporación a esta iniciativa de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), a través de su filial INVIA, la cual es dueña de la faja ferroviaria que articula al anillo y de grandes terrenos en torno a ella. Además, comienzan a ser recopilados los antecedentes y estudios realizados sobre ese territorio. Entre ellos destacaban la visión histórica desarrollada por Miguel Laborde, la presentación integral preparada por Hans Muhr, los trabajos de los arquitectos Víctor Gubbins, Jaime Valenzuela, Francisco Vergara y Gustavo Munizaga, y la tesis de título de los arquitectos Roberto Moris y Marcelo Reyes.

“El trabajo sobre el Anillo Interior de Santiago tiene una historia muy bonita”, explica José Rosas, decano de la Facultad de Arquitectura y Estudios Urbanos de la PUC. “Se origina como una inquietud de dos estudiantes de nuestra Escuela, Roberto Moris y Marcelo Reyes, quienes estaban interesados en llevar adelante un estudio del espacio y los intersticios que generaban los suelos abandonados o degradados en torno al antiguo Camino Cintura de Vicuña Mackena”.

Para Roberto Moris, actual Jefe de Gestión de Proyectos Urbanos del MINVU, la problemática estaba relacionada con el crecimiento de la ciudad. “Nuestra lectura era que la expansión hacia el norte, sur y oriente, se saltó los sectores industriales que rodeaban la línea de ferrocarriles. Y en estas zonas se produjo un abandono, dejaron de ser atractivas para la instalación de nuevas industrias y se produjo un deterioro de los sectores vinculados a ellas. Se generó así una especie de gran muralla, una frontera que separaba el centro de Santiago de las doce comunas que lo rodeaban (Recoleta, Independencia, Renca, Quinta Normal, Estación Central, Cerrillos, Pedro Aguirre Cerda, San Miguel, San Joaquín, Macul, Ñuñoa y Providencia). Por otra parte, los municipios establecían sus planes reguladores hacia el interior y no consideraban esta zona -la cual corresponde a un encuentro entre comunas-, porque constituía la periferia de cada una de ellas y porque no era vista como un atributo. Entonces, nos parecía interesante que allí empezaran a emerger áreas singulares, vinculantes, que constituyeran una especie de link entre el centro más dinámico y estas comunas”.

José Rosas recuerda que uno de los aspectos interesantes de la propuesta universitaria era su doble condición. “No se trataba solamente de resolver una situación desde una perspectiva académica, en términos de producir un puente entre las comunas adyacentes a la de Santiago y de establecer nuevos espacios de proyectos. Ella promovía también un objetivo social, que era el de reconvertir las relaciones de comunicación entre los diferentes grupos sociales que rodean la comuna de Santiago, en el más amplio sentido de la palabra”, recuerda José Rosas.

Pista 2: Los inicios del Plan Maestro. El 2002, la consultora URBE gana la licitación del DEOB para desarrollar la propuesta metodológica que se aplicaría en la elaboración del Plan Maestro del Anillo Interior de Santiago. Ella debía considerar la participación del gobierno, los municipios, el sector privado y la comunidad. Además, esta asesoría privada debía trabajar también en la preparación de un diagnóstico estratégico y prospectivo, en el que se definieran objetivos generales y específicos, considerando las distintas visiones locales y las recomendaciones técnicas de los estudios realizados anteriormente.

Los resultados de estos trabajos quedaron contenidos en los documentos Visión de Desarrollo y Propuesta Estructural, a partir de los cuales se debía desarrollar el ansiado Plan Maestro. “Este debía ser una propuesta integral, que se leyera por el anillo completo. Sin embargo, esta lectura continua debía recoger también las particularidades que se manifiestan en este amplio territorio. No es lo mismo hablar del Persa Bío Bío que del Parque de Los Reyes. Cada uno tiene identidades bien definidas y diferentes”, aclara Verónica Serrano, actual directora de Arquitectura del MOP y que en esos momentos se encontraba a la cabeza del DEOB Metropolitano.

Por otra parte, el Plan debía identificar también acciones generales y específicas que fueran desde el ámbito de las propuestas normativas a las de inversión. Considerando la magnitud de la zona, se optó por dividir el territorio en cinco segmentos e invitar a cuatro universidades a presentar planos maestros específicos por sector que incluyeran posibilidades de proyectos
[1]. “Era una invitación a trabajar en conjunto, soñando a largo plazo, pero con tareas específicas que consideraran las condiciones reales que tiene el Estado y los municipios para impulsar estas transformaciones. Y durante más de un año, aplicando la metodología participativa, se realizaron reuniones y conversaciones intensas con los 13 municipios, con el fin de generar conciencia y acuerdos con respecto hacia dónde vamos y en cuánto tiempo”, explica Verónica Serrano.

De estas propuestas y de su posterior análisis, surge el Plan Maestro Integrado Urbano, el cual fue presentado a principios del 2003. “Y a partir de ese momento, las municipalidades comenzaron a acoger los temas y proyectos discutidos, incorporando algunos en sus planos reguladores como lineamiento para sus futuras inversiones. Se estableció una comunicación fluida entre los actores. Por ejemplo, si un municipio sabe que nosotros como MOP vamos a desarrollar una obra en la comuna, ellos se hacen presente, se discute, se evalúa y se planifica en torno a eso”, agrega Serrano.

Pista 3: Los cinco anillos. Como una manera de facilitar su comprensión y de resaltar su énfasis urbano, se han definido 5 líneas de acción, denominadas también anillos, que proyectan las diferentes dimensiones abordadas por el Plan. Patricio Montedonico, jefe de Proyecto del Anillo Interior en el MINVU, explica que estas directrices “parten del principio de rescatar y valorizar los elementos existentes para luego incluir e ir sumando nuevas obras y proyectos que darán una continuidad al espacio público”.

La primera es el Anillo Verde que busca agregar 65 nuevas áreas verdes y 23 kilómetros de ciclovía, en un circuito conformado, al norte, por los ya existentes Parque Bustamente, Parque Forestal y Parque de Los Reyes. Al sur, la contraparte será el futuro Parque de la Aguada (ver más adelante). Ellos estarán unidos por dos sistemas de boulevares, Vicuña Mackena al oriente, y Matucana y Exposición al poniente, en los cuales se construirán nuevas aceras, áreas verdes y se mejorará el perfil vial.

La segunda línea fue denominada el Anillo Conectado. Su objetivo es resaltar, promover y aprovechar los diversos medios de transportes que afectan la zona: las líneas de metro, ejes de transporte público, las autopistas, los terminales de buses interurbanos y la presencia de la Estación Central de Ferrocarriles. Este sistema hace que el sector del anillo sea estratégicamente accesible para una parte importante de los habitantes de la ciudad y permite una conexión y continuidad entre barrios.

En la tercera línea de acción, el Anillo Cultural, “reconocemos el Centro Cultural Matucana 100, la Biblioteca Pública de Santiago, la zona de los museos de Santiago Poniente, la Estación Mapocho, el Museo de Bellas Artes y el sector de Bellavista. La nueva oferta que se incorporará corresponde a espacios patrimoniales y culturales, principalmente de la zona sur, como la Maestranza de San Eugenio (ver más adelante)”, explica Montedonico.

El Anillo Diverso, constata la diversidad de barrios residenciales, comerciales e industriales de la zona y se propone ir ordenándolos. “Todo ha estado permitido en el uso de suelos, entonces se da que los espacios residenciales se chocan con los industriales y los comerciales, sin ningún criterio. Como consecuencia, ningún uso se da bien, no se puede reconocer la orientación de cada sector, no se percibe su identidad. El objetivo es reforzar la condición de heterogeneidad y la coexistencia de diferentes áreas, pero de manera agregada para no generar fricción ni deterioro urbano”.

Por último, se encuentra el Anillo Renovado que tiene como punto de partida el reconocimiento de grandes paños de terreno que es necesario renovar para atraer nuevas actividades e inversiones que revitalicen el sector. Y a partir de estas cinco lecturas del Plan, se desprenden los proyectos detonantes, entre los que se destacan el del Parque de la Aguada, la reconversión de la Maestranza San Eugenio y la construcción de la IV etapa de Parque de los Reyes.

Pista 4: La IV Etapa del Parque de Los Reyes. Se trata de 17 hectáreas que comienzan en el cruce de Balmaceda con Matucana. Ellas no se aprecian desde la calle porque existe un enorme terraplén que oculta la visibilidad. Es un sector eriazo, que tiene por un lado al río Mapocho y, por el otro, la Costanera norte. La primera etapa del proyecto, se realiza con fondos del MINVU y del municipio, es la continuación de Balmaceda hacia el poniente, como la Costanera sur. Ella pasará por encima del ferrocarril, se enlazará con la Autopista central y con la Costanera norte. De esta manera, el sector quedará conectado con el centro de Santiago, con Renca y a 10 minutos del aeropuerto. Una segunda etapa es la construcción de áreas verdes, en las que se podría instalar un centro deportivo, y la definición de otro sector para desarrollo inmobiliario y comercial.

Ya comenzaron algunas de las expropiaciones y el próximo año se daría inicio a los trabajos de construcción de la Costanera sur, desde el nudo central hasta la calle Carlos Sánchez. Las primeras obras estarían finalizadas para el 2010.

Pista 5: La Maestranza San Eugenio. Es un paño de 40 hectáreas que remata con el Parque de la Aguada y que pertenece a Ferrocarriles del Estado. Actualmente se utiliza sólo un tercio de este terreno. El objetivo del proyecto es convertir este sector en un nuevo barrio, integrado al existente, que permita revertir el deterioro urbano actual.

La antigua maestranza de Ferrocarriles, que se encuentra en la esquina más aislada, se mantendrá y se recuperarán dos edificios históricos: una chimenea y una de las dos tornamesas existentes, ya que la otra todavía funciona para Ferrocarriles. Para ello se está trabajando con el municipio y el Ministerio de Bienes Nacionales, con el fin de promover un uso cultural en estos equipamientos.

Este sector quedará inmerso entre áreas verdes (8ha), se insertará una trama que conecte la avenida Centenario y Exposición con una vialidad importante, se construirá una ciclovía y se generarán los espacios para vivienda (12 ha), educación (instituto o universidad), para actividades productivas (7 ha) y equipamiento (9ha). Las primeras tareas se refieren al cambio del uso de suelo junto al reordenamiento de la maestranza, las cuales están incluidas en el plan regulador de Estación Central. Se espera comenzar a vender los terrenos en el 2007.

Pista 6: Parque inundable en el Zanjón de la Aguada. Este proyecto se definió en el momento en que el Ministerio de Obras Públicas trabajaba en su plan de lluvias para Santiago. “Los colectores que llevan aguas lluvias desembocan en el Zanjón de la Aguada, el cual, en sus siete tramos, tenía un diseño que le permitía recibir 100 m3 por segundo. Sin embargo, ahora tiene que llevar 250 m3 por segundo. Eso implicó ampliar su capacidad en todos los tramos. De los 7, se hicieron obras en 6, las cuales consistieron en armar una gran canaleta”, explica Montedonico. “El tramo más complicado era el sector central, entre Vicuña Mackena y la calle Club Hípico. Y fue ahí cuando el MINVU se topa con el MOP y decidimos asociarnos para trabajar en esa zona”.

Las alternativas que se analizaban para ese tramo eran, en primer lugar, romper la bóveda existente en el Zanjón y construir una con mayor capacidad. La segunda, era una alternativa mixta: mantener la bóveda actual, romperla sólo en algunos tramos y construir otras bóvedas en las partes destruidas. La tercera consistía en hacer una bóveda paralela, y la cuarta, en construir un parque inundable.

Para el decano José Rosas, la alternativa del parque inundable significaba asumir este proyecto no sólo desde una perspectiva urbana, sino como una inversión social. “La gran innovación fue verlo en la escala del ecosistema del valle de Santiago y, por otro lado, entender que esas aguas exigían la construcción de una nueva obra para canalizar los excesos y los momentos de crisis que ocurrían cada 100 años. Entonces, por qué no utilizar el dinero que implicaba entubar, en la construcción de un parque inundable donde el agua fuera aprovechada a favor de la lógica de los espacios, como un elemento de mejoramiento ambiental y de integración social”, explica Rosas.

El proyecto incluye la definición de lagunas que se inundarán en los momentos de crecida. Los otros días del año, ellas serán utilizadas como canchas de fútbol y espacios de recreación. El resto de la zona es un valle que corre paralelo al Zanjón, que se inundaría cada dos años y que conduciría el agua de manera controlada. En tiempos de calma, funcionaría con una ciclovía y recorridos para paseos.

El 2007 comenzarían las primeras expropiaciones, el 2008, las obras, y se espera estar listos para el 2010. “Ya se han hecho estudios de arborización y sobre diferentes variedades de plantas que puedan resistir las crecidas de las aguas. Ha habido también un intenso trabajo con los municipios para acoger sus propuestas y necesidades, las que tienen que ver principalmente con la creación de espacios deportivos”, cuenta Montedonico.

Pista 7. Un primer recorrido. Para formarse una idea general del territorio en cuestión, se recomienda tomar un auto y partir de Plaza Italia. Bajar por la avenida Andrés Bello, bordeando el río Mapocho, y fijándose en el Parque Forestal y el Museo de Bellas Artes hasta llegar a la Estación Mapocho. Continuar por Balmaceda, en paralelo al Parque de Los Reyes, y seguir hasta topar con Matucana. Pasar por la Quinta Normal, La Biblioteca Pública de Santiago, el Centro Cultural Matucana 100 y cruzar la Alameda. Al seguir por Exposición hasta el fondo se llegará hasta la Maestranza San Eugenio para luego bordear el Zanjón de la Aguada. Subir hacia el oriente hasta dar con Vicuña Mackena y volver hacia el norte hasta llegar nuevamente a Plaza Italia.

Luego de este paseo y con la información a cuestas es posible comenzar a visualizar ciertas huellas que podrían orientar hacia el anillo. Sin embargo, para un recorrido más continuado habrá que esperar todavía algunos años. Estamos hablando de renovación urbana y, en este ámbito, los cambios suelen ser lentos. Por otra parte, conviene recordar que el Anillo Interior de Santiago es, ante todo, un plan estratégico, una iniciativa que ofrece un marco coordinador en el cual convergerán una serie de proyectos. Y que para gran parte de ellos habrá que buscar financiamiento.

De todos modos, entre los diversos actores que van a la delantera existe optimismo y una confianza generalizada. Uno de ellos es Verónica Serrano, quien afirma que “al estar alineadas las voluntadas políticas, al insistir en un trabajo coordinado entre cada uno de los ministerios y los municipios implicados, y al apuntar todos hacia el mismo lado, las cosas ocurren. No hay que ponerse ansioso por tener resultados inmediatos”.


Pista 8: Una bienal de arte contemporáneo por el Anillo Interior de Santiago
El 23 y 24 de marzo pasado, se realizó en el Centro Cultural Palacio de La Moneda el coloquio Del Monumento al Documento, donde uno de los temas abordados fue el análisis de las posibilidades económicas y logísticas para una Bienal de Arte Contemporáneo en Santiago.

Esta propuesta, contemplada en la agenda cultural de Michelle Bachelet, ha sido promovida por un grupo de personas que trabajaron en su comando, y que ahora siguen avanzado desde la ONG Proyect-América, creada por el ex mandatario Ricardo Lagos. Algunos de ellos son la artista Rosa Velasco, el director de la Escuela de Arte de la UNIACC Justo Pastor Mellado, Ricardo Brodsky y Regina Rodríguez de ProChile.

Durante el coloquio, la directora de arquitectura del MOP, Verónica Serrano, planteó como posible escenario para la bienal, el uso e intervención de espacios y edificios incluidos en el Plan del Anillo Interior de Santiago. “Uno de los aspectos importantes que analizamos en el desarrollo del Plan era la herencia patrimonial y cultural que abarcaba. Estábamos conscientes de la existencia de edificaciones y situaciones de entorno necesarias de cautelar y conservar en distintos niveles. Y es ahí donde está el vínculo entre en el Plan del Anillo y esta bienal. Finalmente se trata de sumar dos iniciativas que parten desde puntos distintos, pero que convergen en lo mismo: son los habitantes de las ciudades quienes se constituyen como usuarios y/o beneficiarios de estos proyectos”.

Después del coloquio, el grupo de Proyect-América no ha dejado de trabajar. Durante el mes de mayo, realizaron un primer recorrido por el cordón urbano de Santiago junto al jefe de Proyecto del Anillo Interior, Patricio Montedonico. Luego de esta visita, que les permitió visualizar de manera general el área de trabajo, Rosa Velasco explica que han comenzado ha trazar nuevas líneas de acción. “Como punto de partida, consideramos que cada una de las puntas del anillo, Plaza Italia, Estación Yungay, la Maestranza San Eugenio y la esquina de Vicuña Mackena con Valdovinos, podrían ser polos de difusión de la bienal. Además, nos interesa trabajar en el sector del Zanjón de la Aguada, donde existen tres edificios espectaculares que se podrían reparar y utilizar como pabellones de exposición. La idea es dar visibilidad a diferentes infraestructuras y sectores que no están establecidos como espacios culturales”, comenta la artista.


  • ¿Para cuando estaría programada la bienal?
  • En principio, para el año 2009.
  • ¿Y el concepto?
  • A pesar de que estamos en los orígenes, hemos definido que la bienal será el resultado de trabajos de residencias de artistas, implementadas en distintas zonas del Anillo.
  • ¿Y el paso siguiente?
  • Es visualizar cuáles son esas zonas. Por ejemplo, en el sector de la Estación Yungay, se encuentra una población de cartoneros. Ella podría ser un lugar de trabajo que recoja las condiciones y el medio de este grupo humano.
  • ¿Está definido el nombre del curador?
  • No todavía. Sin embargo, sí es un hecho que no será chileno. Por el momento, estamos realizando los trámites para crear una corporación o una fundación que lidere esta iniciativa y en la que participe tanto el sector público como el privado. Además, a fines de junio, organizaremos un seminario cerrado, dirigido por un curador latinoamericano con experticia en bienales. El objetivo es acercarnos, a través del análisis de casos, al “now how” de lo que significa la organización de un evento como éste.
  • ¿Y el perfil de los artistas?
  • En el estadio actual de desarrollo de la iniciativa, sólo nos encontramos en condiciones de decir que un porcentaje alto será gente joven que esté dispuesta a asumir el trabajo de residencia, que participarán artistas nacionales e internacionales, que se generarán las instancias de encuentro y discusión entre ellos, y que se trata de un proyecto abierto a la participación ciudadana.


[1] La Pontificia Universidad Católica de Chile trabajó en el Zanjón de la Aguada; la Universidad de Chile, en el segmento Vicuña Mackena-Isabel Riquelme; a la Universidad de Santiago se le asignó el eje matuca –Estación Central; la Universidad Central abordó el Parque de Los Reyes-Yungay, y el equipo del DEOB trabajó en la zona del Parque Bustamante y Plaza Italia.

Para más información: Anillo Interior de Santiago, un desafío de gestión urbana estratégica

www.obrasbicentenario.cl/anillointerior.cl/documentos.htm

08 abril 2006

Cultura(s) y Públicos

El objetivo de este trabajo es presentar las problemáticas generales que plantea la definición de un proyecto o programa cultural, que persigue cierta continuidad en el tiempo, en sociedades complejas[1]. Al abordarlas desde una perspectiva teórica, podemos constatar la universalidad del problema. La experiencia de la institución francesa Parc et Grande Halle de la Villette, constituye una aplicación de las temáticas expuestas. Su análisis nos permite dimensionar en qué pueden residir las particularidades de cada caso y visualizar criterios a considerar en realidades como la nuestra. A partir de lo anterior y tomando en cuenta el contexto cultural que se vive en Chile, presentamos los desafíos que plantea el proyecto artístico-cultural que busca impulsar el Teatro de la Universidad Católica de Chile a partir de este año.

Por María Inés Silva. Artículo publicado en la Revista Cátedra de Artes, Facultad de Artes, Universidad Católica de Chile, n 2, agosto 2006.

INTRODUCCIÓN
Uno de los conceptos más utilizados a la hora de definir una política o programa cultural es el de democratización cultural, el proyecto de hacer accesible la cultura al mayor número de personas. Sin embargo, muchas veces se cae en banalidades, el término es utilizado para justificar cualquier tipo de acción cultural, sin importar su naturaleza ni temporalidad, y la noción pasa rápidamente a formar parte de la larga lista de “lugares comunes” político-culturales. En general, esto suele ocurrir no por mala voluntad, sino porque la polisemia del término democratización plantea una serie de problemáticas con respecto a las nociones de público, de accesibilidad y de cultura, que pueden confundir y generar ambigüedades.

Embarcarse en la elaboración de cualquier programa cultural, sea a nivel de Estado, de región, de municipalidades, de institución cultural o de agrupación, supone asumir el desafío de abordar y analizar estas problemáticas, con el fin de determinar una misión y objetivos que estén vinculados a un territorio, a una población y a públicos definidos. En segunda instancia y si lo que se busca impulsar es entendido como un proceso de desarrollo
[2], es necesario tener en cuenta que el “corto plazo” en términos culturales significa un mínimo de 3 años a cinco años.

Una vez superada esta etapa, el paso siguiente es la toma decisiones frente a diversas alternativas –no necesariamente excluyentes-, para definir el marco en el cual se implementarán los principios, las líneas de trabajo, la programación artística y las acciones de formación y fidelización de públicos, todos elementos constitutivos de la política o el programa.

El nuevo marco constituye una herramienta que permite disminuir el riesgo de que la energía y recursos, que suelen ser escasos, se diluyan en el amplio espectro de los eventos aislados. Además, él aumenta las posibilidades de promover los principios de continuidad y flexibilidad, dos de los pilares fundamentales de cualquier proceso de desarrollo cultural. Y es en este momento que la idea democratización cobra valor y sentido y desde donde puede también ser cuestionada.

En Chile, más que democratización, se ha utilizado históricamente el concepto de “sensibilización de públicos”. Sin embargo, en el nuevo contexto cultural que se vive en nuestro país
[3], este término ha ido quedando atrás para dar paso al de participación ciudadana en cultura y formación de audiencias.

En mayo del 2000, el presidente socialista Ricardo Lagos anuncia su programa de gobierno en cultura y nombra al abogado, doctor en Derecho y ex rector de la Universidad de Valparaíso, Agustín Squella Narducci, como asesor presidencial en cultura. Su misión era coordinar a los organismos públicos de la cultura y elaborar el proyecto para una nueva institucionalidad cultural.

En julio del 2003, se promulga la ley 19.891, que crea el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes y que da lugar a “una nueva institucionalidad cultural en Chile, autónoma, descentralizada y territorialmente desconcentrada”
[4]. El año 2005 fue previsto como un año de consolidación y, como principal medida, el recién instalado Consejo entregó al presidente Lagos el documento “Chile quiere más cultura, Definiciones de Política Cultural 2005-2010”. En él se sintetiza “un proceso que propondrá las medidas que podrían hacer la diferencia, en materia cultural, entre el Chile de hoy y el del Bicentenario” (www.consejodelacultura.cl).

Una de las cinco líneas estratégicas que establece la ley es la “Participación en la cultura: difusión, acceso y formación de audiencias”, la cual incluye los siguientes objetivos: promover la calidad de la TV chilena…; inducir por medio de estímulos una mayor difusión por parte de las radioemisoras del repertorio musical chileno…; reforzar y mejorar la enseñanza de las disciplinas artísticas, el patrimonio y la gestión cultural en la educación formal; fomentar las iniciativas municipales de difusión artística y cultural; incorporar, a través de programas específicos, la dimensión cultural en la labor de los organismos del estado encargados de sectores vulnerables; lograr que el 100% de la infraestructura cultural cuente con programas de acceso que contemplen las necesidades de la población discapacitada y adultos mayores; desarrollar un programa para los cultores aficionados que vincule la actividad con los artistas profesionales a través de redes, escuelas, talleres y otras experiencias de este tipo; y lograr que los Gobiernos Regionales incorporen el desarrollo cultural como un eje de sus Programas de Desarrollo Regional de corto y mediano plazo, implementando planes y programas concretos de participación cultural de los ciudadanos.

A partir de este documento, cada una de las trece regiones del país debía elaborar y presentar su propia política. En función de los objetivos de este trabajo, resulta pertinente presentar el planteamiento de la Región Metropolitana que propone “fomentar la participación ciudadana, vista como proceso y como meta en sí misma. Ya no basta con promover la democratización cultural —el acceso a los bienes—, también se hace necesaria una democracia participativa en que todos, en sus barrios, en sus comunas, en las provincias y en la Región entera, tengan derecho y posibilidades de expresarse, de producir, de organizarse y de ser agentes activos del desarrollo cultural y del mejoramiento de la calidad de vida” (2006).

Con respecto a lo anterior, vale la pena precisar que la democratización cultural es más que el acceso a los bienes y que los términos sensibilización de públicos y formación de audiencias tienen un menor alcance que ella. Por otra parte y considerando en el estadio actual de nivel de desarrollo cultural en Chile
[5], promover la participación ciudadana en el marco de un programa cultural supone posicionarse tanto desde una perspectiva de democratización como desde otra de democracia cultural. Y ello se materializa a través de estrategias y acciones específicas que son definidas en los orígenes del proyecto, obviamente con amplios márgenes de flexibilidad que permitan su readecuación en el transcurso del tiempo.

El objetivo de este trabajo es presentar las problemáticas generales que es necesario considerar y despejar antes de definir un proyecto o programa cultural que persigue cierta continuidad en el tiempo. Al abordar de manera teórica las nociones de democratización, público, población, territorio y accesibilidad, así como una evolución de la idea de cultura en el marco de algunas sociedades complejas (escolarización masiva, desigualdad de recursos, ascenso de nuevos actores sociales, tecnologías de la comunicación y de la información, autonomía del sector cultural), podemos constatar la universalidad que se da en este ámbito, en un contexto de globalización.

La presentación de la experiencia de la institución francesa Parc et Grande Halle de la Villette
[6], de sus objetivos, acciones y relación con sus públicos, constituye una aplicación en terreno de las problemáticas expuestas anteriormente. A pesar de que se trata de una enorme estructura que cuenta con un apoyo estatal desconocido e inimaginable en países como Chile, que responde a características específicas con respecto al territorio en el que está inserta y en relación a la población y públicos con los que trabaja, su análisis nos permite dimensionar en qué residirían las particularidades de cada caso y visualizar criterios a considerar en realidades como la nuestra.

Tomando como referencia lo anterior y considerando el contexto cultural chileno presentamos la situación del Teatro de la Universidad Católica de Chile (TEUC). Con 63 años de existencia, el TEUC ha decidido impulsar un proceso de renovación donde los desafíos para el 2006 son: redefinir su rol de teatro universitario, considerando el aumento considerable de escuelas de teatro, salas y producciones en los últimos 15 años; determinar la responsabilidad artística, social y educativa que éste implica; delinear una estrategia de trabajo con diversos públicos que implique una continuidad en el tiempo, que sea medible y evaluable, y constituir desde el ámbito teatral un aporte al proceso de desarrollo cultural en chileno.


I. PROBLEMÁTICAS INICIALES
Una manera de comenzar es asumir la indisociable relación que se establece entre el concepto de democratización cultural y el de públicos. Desde una perspectiva fija, la noción de público se refiere al conjunto de personas que se constituyen efectivamente como auditores, visitantes, espectadores, lectores… de una obra artística. Desde una perspectiva dinámica estaríamos hablando de la síntesis de una práctica cultural propuesta al conjunto de miembros de una sociedad en el marco de un proyecto político (la democracia). Tomando en cuenta que este “conjunto de personas” forman parte de un “grupo social”, podemos concluir que ambas dimensiones van o debieran ir de la mano, lo que nos plantea la vinculación entre los términos población y público, que para algunos son sinónimos con respecto a las prácticas culturales.

En un uso corriente, la palabra población se refiere a un grupo residente en un mismo territorio (barrio, comuna, ciudad, nación, e incluso el planeta). Pero este término puede aplicarse también a una parte del conjunto, al realizar distinciones según criterios biológicos (niño/adulto, masculino/femenino…) o de acuerdo a estratos sociales…

La implementación de una política o proyecto por parte de una institución cultural supone a priori una reflexión que considere la aprehensión específica de la población con la que se pretende trabajar, en sus aspectos sociológicos y territoriales. Sólo después de ello, se pueden definir las categorías de públicos. La etapa siguiente consiste en establecer las diversas iniciativas o acciones culturales para trabajar con cada público y sus respectivos objetivos, lo cual se encuentra estrechamente ligado al tema de la accesibilidad.

Si nos situamos desde el punto de vista de la oferta cultural (instituciones, equipamientos, espectáculos…), el proyecto de hacer la cultura accesible es abordado en el sentido de una accesibilidad material. Si perseguimos objetivos que afectan a un público, la democratización es entendida desde una perspectiva más ambiciosa, como una accesibilidad de orden social. La primera vela por repartir “igualitariamente” los equipamientos en el territorio, por mantener precios de entrada “razonables”… La segunda busca actuar sobre las condiciones mismas de las prácticas culturales, de la producción “del deseo” de cultura, con el fin de atacar las causas de su desigual distribución.

Lo anterior supone enfrentarnos a la aparente alternativa de trabajar por un aumento de volumen o por la modificación de la estructura social del público; por estimular el aumento del número de entradas o por favorecer la apropiación de la cultura a través de una política de fidelización; por objetivos estrictamente cuantitativos o por otros de naturaleza más cualitativa.

El aumento de la frecuentación de una institución cultural, de la progresión del número de entradas, de la ampliación y/o diversificación de los públicos no significa automáticamente una democratización del acceso. Al analizar durante un período una institución cultural, no bastan los indicadores cuantitativos. Una interpretación del fenómeno observado debiera exigir también un análisis de la evolución estructural del grupo social que está siendo afectado y medido.

Asumidas estas problemáticas, queda por definir cuál es la(s) cultura (s) que se quiere hacer accesible al mayor número de personas.


II. UNA EVOLUCIÓN DE LA IDEA DE CULTURA
[7]
En noviembre 2004, se realizó en Valencia, España, un Seminario Internacional de Construcción de Públicos en las Artes Escénicas. La apertura del encuentro estuvo a cargo de Antonio Ariño, Vicerrector de Estudios y Director del Departamento de Sociología de la Universidad de Valencia, quien en el discurso inaugural plantea un cuestionamiento al tema de la visión de la legitimidad única de la cultura: aquella que parece concebir la sociedad como un zigurat, donde la legitimidad se encuentra en la cumbre y todos los peldaños miran y ascienden (aspiran) a ella.

Ariño se refiere a la obra de Pierre Bourdieu (1979), donde esta concepción se encuentra subyacente. En La Distinción, el sociólogo francés desarrolla la tesis de que la sensibilidad estética no funciona como una propiedad o don innato, ni como una cualidad o competencia objetiva de disposición universal, sino que ella está socialmente determinada y constituida. El acceso a una obra de arte o a cualquier objeto de consumo, no depende sólo de una cuestión de accesibilidad física: la obra de arte existe sólo para quienes disponen de los medios y las capacidades para comprenderla. La competencia cultural y en concreto la disposición estética, es el resultado de un largo proceso de inculcación que comienza en la familia, que se conforma en relación con los niveles económicos, académicos y culturales y que es reforzada por el sistema educativo.

Bourdieu sostiene que en el orden de las disposiciones estéticas pueden diferenciarse tres universos: el gusto legítimo o distinguido (por las obras legítimas), el gusto medio o pretencioso (por las obras menores de las artes mayores y por las más importantes de las menores) y el gusto popular o vulgar (representado por la elección de obras de la música ligera o de música desvalorizada por la divulgación). Para Ariño, la teoría de Bourdieu presupone la existencia de un único principio de legitimidad en el campo del consumo cultural. Supone que dicho espacio es homogéneo al menos en un sentido: en tanto que todos los grupos sociales confieren valor a las mismas cosas, tienen puesta la mirada en una misma meta y, en consecuencia, corren la misma carrera: los valores de la clase dominante constituyen el horizonte para todas las clases inferiores y todos el mundo comparte las mismas categorías de percepción, tienen la misma fe en la cultura legitima, si bien no todos controlan del mismo modo y en el mismo grado los medios para alcanzarla.

Para Bernard Lahire (2003), todo el mundo juega el mismo juego, con los mismos objetivos y las mismas reglas, los jugadores tan sólo se distinguen entre sí en función de las bazas que tienen en la mano. Los grupos que carecen de un determinado bien aspiran a apropiárselo y presionan para ello a las clases superiores, que a su vez desarrollan estrategias de distinción con el fin de mantener su singularidad y el valor de los títulos que poseen. Todos los grupos corren en la misma dirección y aspiran a los mismos bienes, los cuales están fijados por la categoría social que lidera la carrera. Y a juicio de Bourdieu, esta dialéctica de pugna, sólo consigue perpetuar las distinciones, pues los cambios no afectan a la diferencia de condiciones.

En las sociedades complejas (escolarización masiva, desigualdad de recursos, ascenso de nuevos actores sociales, tecnologías de la comunicación y de la información, autonomía del sector cultural) más que una unificación del mundo social con una única legitimidad cultural, suelen darse instancias de legitimidad concurrentes (clubes de fans, redes de sociabilidad o comunidades de práctica, la comunidad nacional o la comunidad familiar. La clase social sigue siendo, evidentemente, un factor determinante, pero su capacidad de influencia está cada vez más mediatizada por otras variables: la edad, el género, la generación, la profesión, la propia autonomía de la cultura, el momento del ciclo vital, etc.

A partir de este supuesto, Ariño plantea que se han desarrollado diferentes visiones que cuestionan el enfoque de la monolegitimidad cultural, desde diferentes perspectivas y subrayando distintas dimensiones de la heterogeneidad.

1. El omnívoro consumidor cultural
El sociólogo español comienza haciendo referencia a los estadounidenses Richard Peterson y Roger Ken quienes realizaron un análisis de los gustos culturales en Estados Unidos a partir de la comparación de resultados de encuestas de 1982 y 1992. Ellos plantean que se ha producido un cambio cualitativo en la forma de señalizar y marcar el estatus de elite: las prácticas exclusivistas, típicas de los snob, han dado paso a una forma de apropiación cultural omnívora, que consiste en picar de diversos menús o en apreciar diversos tipos de prácticas.

Esta forma de apropiación tiene un carácter general, difundido en todas las clases, aún cuando los amantes de la alta cultura sean más omnívoros que el resto de las categorías sociales. Este cambio de tendencia es explicado, según los autores, por cinco factores:

la exclusión elitista se ha vuelto más difícil en condiciones de educación básica universal, de concurrencia de los medios de comunicación de masas, de incremento de los niveles de vida y de movilidad horizontal y vertical,
se ha dado un cambio intergeneracional en los valores con una orientación postmaterialista en la que la tolerancia goza de alto reconocimiento,
los propios cambios internos en el mundo del arte con una pérdida de control que ejercían las academias e instituciones oficiales,
la política generacional, en el sentido de que actualmente los valores de los jóvenes persisten en el tiempo, en vez de adaptarse a las etapas de ciclo vital
la política del mundo global gobernado en parte por aquellos que muestran respeto a las expresiones culturales de otros.

Para el francés Olivier Donnat
[8], la condición de omnívoro cultural tiene un perfil juvenil y generacional. A partir de los resultados sobre prácticas culturales realizadas en Francia, Donnat (2003) concluye que escuchar exclusivamente música clásica o frecuentar los conciertos de música clásica sin ir al mismo tiempo a otros tipos de concierto se ha convertido en una actitud propia de personas de edad avanzada, más bien provincianas. Las generaciones jóvenes, por el contrario, combinan diversidad de géneros, asocian obras que pertenecen a tradiciones diferentes, a veces clasificadas de forma muy distinta en la escala de la legitimidad.

Bernard Lahire (2004), complementa esta postura cuando plantea la disonancia como concepto central en su obra La cultura de los individuos. La incoherencia, la contradicción y la pluralidad de prácticas son la norma, y no una excepción. Las conductas de los individuos son variables en función de los momentos y de los contextos. Se puede ser a la vez amante de la ópera y del rock, de los museos y del karaoke. Para Lahire esta disonancia es un fenómeno general y constante, pero puede encontrarse particularmente favorecida en condiciones de modernidad avanzada por el espectacular incremento de la oferta cultural, de los equipamientos culturales en el hogar y por la diversidad de ámbitos de sociabilización que atraviesan los individuos a lo largo del ciclo de vida.

2. Un balance a la democratización
Gilles Pronovost (2001) en un análisis comparativo de distintos países sobre la participación cultural, ha defendido la existencia de un proceso de intensificación y de diversificación de prácticas culturales de Occidente, de expansión del espectro de productos culturales. Acá los jóvenes juegan un rol primordial al socializarse en la era de la información y con respecto a las prácticas culturales relacionadas con los medios y las nuevas tecnologías.

Sin embargo, Pronovost señala también que en la década de los ochenta se ha asistido a un reforzamiento y a una diversificación de las desigualdades. A pesar de los esfuerzos de democratización cultural, en el campo de la cultura no se implementan políticas igualitarias como las introducidas en otros campos. Ariño sostiene que quienes han evaluado recientemente el alcance de las políticas de democratización cultural, especialmente Donnat, afirman que el balance es problemático y que las desigualdades persisten.

Paul Willis (1998), en su obra Cultura viva, plantea que ellas no sólo persisten, sino que son insalvables. Willis cuestiona de una manera radical la legitimidad que se arroga la alta cultura como espacio privilegiado de la creatividad. En una serie de investigaciones realizadas sobre las prácticas culturales de los jóvenes, fundamentó la tesis de la existencia de una difundida aunque a menudo invisible creatividad en la vida de los jóvenes, de una estética terrena articulada en su práctica diaria. Esta creatividad es el fundamento de la cultura común, distinta de y en desafío a la cultura comercial o popular. Es común en el sentido de que toda actividad humana que involucre comprensión y significado, (asentada o no sobre bases comerciales) tiene un elemento creativo. Para Willis, la creatividad no es un modo de ver o distanciar, sino de ser en y de constituir el mundo cotidiano (1999). Es diferente de la cultura comercial en el sentido de que es vivida, de que surge en la vida cotidiana, surge de sus impredecibles usos creativos.

Willis afirma que no solamente existe una desigualdad en la distribución de los productos culturales legítimos, sino que se da una ausencia total de reconocimiento de otras formas de creatividad, que deberían ostentar la misma legitimidad que las prácticas instituidas. Para el autor, la mejor manera de potenciar una democracia artística no tiene que ver la democratización de las artes (abrir el acceso de nuevos públicos a las instituciones y prácticas establecidas), sino con identificar, reconocer y fomentar las experiencias y actividades creativas ya existentes que no son consideradas como artísticas y que forman parte de nuestra cultura común.

3. Hacia una democracia cultural
A partir de este análisis, Ariño plantea que nos encontramos frente a un cambio de paradigma: hemos pasado de la democratización de la cultura a la democracia cultural, los problemas de reconocimiento relegan del escenario a los problemas de distribución, universalidad y diversidad y exigen una nueva fórmula de conjugación. Este nuevo sistema cultural se caracteriza principalmente por dos rasgos: la cultura virtual y la gestión de la diversidad. En otras palabras, toda cultura se convierte en cultura mediada y la gestión de la diversidad se transforma en el eje gravitatorio de toda acción política en el campo cultural.

La centralidad que han adquirido los medios de comunicación en la sociedad contemporánea permite afirmar que estos constituyen hoy el tejido simbólico de nuestra vida y que proporcionan la materia prima para los procesos de comunicación social y construcción de significados. La matriz social de la cultura es electrónica. Este sistema construye el nuevo entorno simbólico en el que se desarrollan nuestras vidas. Para Ariño, resulta prematuro describir sus características sustantivas, sin embargo, algunos de los cambios e implicaciones que comporta ya se han hecho patentes: la conversión de la cultura en mercancía y la culturalización de toda realidad, la expansión al infinito de la cultura objetiva, la aparición de fuentes concurrentes de legitimidad cultural frente a la centralidad del sistema escolar y de las academias, la existencia de nuevas fracturas sociales (brecha digital) y la formación de comunidades virtuales.

Por otra parte, la modernidad avanzada se caracteriza por un pluralismo constitutivo específico. Su diversidad es el resultado de la transformación de las desigualdades de los ingresos y de la aparición de nuevos mercados de consumo, de las consecuencias del proceso de individualización, de la diversidad de las trayectorias educacionales, familiares, laborales, de la fragmentación de los públicos, de la eclosión de las políticas de la identidad y de la emergencia de enclaves multiculturales en un mundo multicivilizacional. Cada vez más se da la coexistencia en el mismo espacio social y geográfico de individuos pertenecientes a culturas diversas, que las practican en esos espacios, y que reclaman los derechos culturales correlativos para dicha práctica.

De esta manera, afirma Ariño, se hace patente la ineficiencia del esquema centro-periferia, alta cultura-baja cultura, y se produce una proliferación de legitimidades concurrentes en el espacio público. Y a las generaciones precedentes de derechos políticos y sociales, se añade ahora una nueva generación de derechos: los culturales. “La combinación de cultura virtual y gestión de la diversidad constitutiva de la modernidad avanzada, crea un escenario radicalmente nuevo para la producción y la participación cultural. Cualquier propuesta, cualquier estrategia, cualquier política que no tome estos hechos como la condición a partir de la cual se va a actuar está abocada necesariamente al fracaso” (2004:10).


III. LA EXPERIENCIA DEL PARC ET LA GRANDE HALLE DE LA VILLETTE.
Una de las instituciones culturales que ha abordado el tema de la gestión de la diversidad como principal línea directriz es el Establecimiento Público del Parc y la Grande de Halle de La Villette (EPPGHV)
[9].

Ello se manifiesta, en primer término, en la definición de sus grandes líneas de programación artística, que son hasta hoy la renovación de artes populares -circo, cabaret, artes de la calle, cine y marionetas, presentadas en sus formas contemporáneas-; el reconocimiento de nuevas formas de expresión artística como el hip hop, danza, rap, tag, slam…; la atención a problemáticas sociales, como la intolerancia, la guerra, el medio ambiente abordadas en grandes exposiciones; el conocimiento y difusión de otras culturas a través de sus obras y de sus creadores -plástica, música, teatro….

En segundo lugar y con el fin de que un mayor número de personas accedieran a esta amplia y variada oferta cultural, el EPPGHV ha definido e implementado un vasto y profundo trabajo con diversos públicos en el ámbito de la educación artística y de la mediación cultural. A través de los polos de “Acción Educativa y Cultural” y de “Talleres y Visitas”, que luego se reagrupan en el Servicio de Mediación Cultural
[10], La Villette constituye una interesante herramienta de observación y aprendizaje.

El Servicio Mediación Cultural ha desarrollado una red de “relevos” educativos (profesores o asistentes sociales). Ellos son informados tanto de la oferta artístico-cultural, así como de la de mediación que la acompañan. El objetivo es organizar las vistas grupales en las mejores condiciones. También se proponen formaciones a los profesores y asistentes sociales bajo la forma de talleres y pasantías, con el fin de familiarizarlos en las diferentes disciplinas y temáticas abordadas. Como herramienta de apoyo, se elaboran documentos pedagógicos: cuadernos de circo, de marionetas, documentos que acompañan las visitas, videos, DVD y sitios Internet para cada manifestación
[11].

Para evaluar sus resultados, el EPPGHV organiza sistemáticamente estudios de público. Ellos permiten medir los efectos de las actividades, evaluar los objetivos que apuntan a aumentar el nivel de democratización en los públicos y proponer nuevas pistas de experimentación.

Sin embargo, y considerando los innumerables avances, para La Villette la democratización cultural es todavía un proceso de enorme complejidad. Esto se debe, por una parte, a esa vocación interdisciplinaria de la institución que busca abarcar e incluir variados contenidos, formas públicos y estrategias con el fin de desarrollar un proyecto de sociedad, participativo e integrador, con la diversidad que ello implica. Y es finalmente, esta misma diversidad la que promueve la complejidad y contradicciones propias de un proceso de desarrollo cultural. Se programan tanto espectáculos para públicos masivos, así como otros dirigidos a una pequeña elite (sobre todo los que tienen que ver con nuevas tendencias); se organiza actividades que apuntan a un reconocimiento de la diversidad, mientras que otras pueden resultar bastante herméticas; algunas son gratuitas, mientras que otras son pagadas y a precios relativamente altos. Por otra parte, el caso del EPPGHV nos indica que más de 10 años de trabajo, tampoco es tanto tiempo en proyectos de esta índole.

1. Los estudios de públicos de La Villette
[12].
En 1999 Departamento de Estudios y de la Prospectiva (DEP) del Ministerio de la Cultura y de la Comunicación de Francia organizó un seminario de trabajo mensual sobre el conocimiento de los públicos de diversas instituciones culturales francesas. En 2002 y luego de dos años de investigación, el DEP publicó los resultados de este trabajo en un documento llamado Les publics des équipaments culturels – Méthodes et résultats d’enquêtes
[13]. En la segunda parte del informe, titulada Usages et limites des sondages dans la connaissance des publics[14], Florence Levy, encargada del Servicio de Mediación Cultural de La Villette, presenta un análisis de la información obtenida sobre los públicos del EPPGHV.

Como introducción, Levy aclara que los estudios realizados por La Villette no buscan medir la tasa de penetración al interior del espectro de la población francesa presentando características sociales. El objetivo es más bien observar cómo un público, que presenta ciertos componentes sociales, evoluciona según la acción impulsada por la institución en términos de elección de programación, de relaciones con los públicos e incluso de comunicación. Las informaciones recogidas permiten, entonces, comprender mejor los vínculos existentes entre la oferta cultural y sus destinatarios, entre el contenido de una manifestación, las condiciones de su presentación al público y la composición de éste.

“Hablar de democratización cultural exige en efecto interesarse primero en la composición social de los públicos porque ella supone una evolución hacia una mayor diversidad y, sobretodo, una mejor representación de los que no frecuentan las instituciones culturales de manera habitual. Una vez que las características sociales de los miembros del público son conocidas, la eventual democratización será medida acercando una serie de resultados e intentando interpretar dentro de los límites que autoriza tal comparación” (2002:65).

2. Los criterios de análisis.
Estos ejemplos nos permiten visualizar ciertos parámetros a considerar en la definición de un trabajo con los públicos.

  • Influencia de los espacios.

El Parque de La Villette cuenta con grandes espacios al aire libre, abiertos permanentemente a los usuarios. Existen también equipamientos específicos donde se presentan las diferentes manifestaciones culturales. Entre estos se encuentra la Grande Halle, un gran galpón de arquitectura metálica industrial, con paredes vidriadas y transparentes, que favorecen el vínculo entre el interior y el exterior y borran los efectos simbólicos de barrera que pueden frenar la frecuentación a instituciones culturales. Por otra parte, la situación geográfica del lugar, hace que el parque sea accesible a una población de proximidad y de gran diversidad social.

Los usuarios de los espacios al aire libre del parque pertenecen a estratos socioeconómicos bajos, que no han finalizado la enseñanza secundaria y que raramente visitan instituciones culturales. A la inversa, los públicos de las actividades organizadas en los espacios cerrados tienen generalmente un nivel de estudios elevado. Un 80% de los públicos estudiados ha finalizado la enseñanza secundaria y es frecuente que un 50% tenga un título técnico o universitario.

  • Efectos del contenido y del horario.

El público del Cine al aire libre (gratuito) es cercano al de los espectáculos pagados que tiene lugar al interior de los espacios culturales cerrados: adulto joven, parisino de sectores más lejanos, activos y personas con un nivel de educación elevado. Estos puntos en común se explican tanto por el carácter cinéfilo de la programación y por el horario tardío (11.00 de la noche en verano). Contrariamente, las manifestaciones musicales y conciertos que se realizan en las tardes (también gratis) atraen a un público más familiar, proveniente del sector, compuesto de una parte importante de cesantes y de personas con estudios más bajos.

  • Procedencia geográfica.

Los públicos estudiados pertenecen casi exclusivamente (alrededor del 90%) a la región parisina.

  • Eficacia relativa de la gratuidad: El Festival Jazz en la Villette.

Esta manifestación es una de las más elitistas del Parque. Los conciertos de jazz son de difícil acceso para un público masivo y por eso el contenido programático es determinante en la asistencia. El público está constituido por amates del jazz o futuros conocedores, cualquiera sea la tarifa establecida. La gratuidad permite a los más jóvenes y a los con menos recursos acceder y descubrir nuevas formas, pero ella no modifica fundamentalmente el perfil de los que se interesan en este género musical. El público popular de los espacios al aire libre pasa por el lado de estos conciertos, sin detenerse, aún cuando no haya que pagar.

  • La ampliación de públicos.

Las exposiciones de sociedad que presentan temas difíciles como los genocidios del siglo XX fueron programadas con un objetivo de educación ciudadana. Ellas tenían la vocación de recibir a un gran número de personas, sobretodo a las que no conocían del tema. Sin embargo, fue difícil encontrar nuevos públicos[15] porque los visitantes individuales que asistían tenían una clara posición frente al tema, ya sea porque se trataba de militantes o de personas muy sensibles a los dramas evocados. Para superar esta situación, se organizaron puertas abiertas los días domingo, con la esperanza de recibir un público no intencional de paseantes. Esta operación fue determinante: la afluencia se multiplicó por 20.

Las manifestaciones musicales de la Grande Halle, pluridisciplinarias, organizadas en primavera, en torno a un país o a una cultura, ofrecen a los asistentes, una vez comprada la entrada, múltiples proposiciones en un espacio abierto: conciertos, films, exposiciones, gastronomía, librería. Hay quienes vienen en conocimiento de causa para aprovechar el conjunto de la oferta, hay también quienes vienen sólo por ver una película. Ellos pertenecen a públicos identificados: adultos jóvenes, activos, parisinos y universitarios. Otros llegan atraídos por las grandes estrellas de los conciertos: los más jóvenes, representantes de la comunidad concernida (la misma a la que pertenece el artista) y personas de escasos recursos. Una vez que están allí, descubren otras expresiones de una cultura que ellos aprecian o, en ciertos casos, a la que pertenecen.

Estas manifestaciones contribuyen a la misión de democratización del EPPGHV al destacar y valorizar formas artísticas que pertenecen a las culturas de las cuales son originarios los segmentos del público que se amplía.

  • Reconocimiento de nuevas formas artísticas.

Cuando en 1996, se decide programar en la Grande Halle los Rencontres des cultures urbaines[16], se produce un giro en La Villette: ahora se trata de un asunto de democracia cultural. Para Levy, “la distinción efectuada acá entre democratización y democracia, reside esencialmente en la definición del campo de la cultura. La democratización implica que la institución hace accesible al mayor número de personas lo que ella considera como perteneciente al campo cultural (cultura tradicional o legítima), mientras que la democracia cultural supone un reconocimiento por parte de la institución de formas de expresiones artísticas que no pertenecen, o por lo menos no todavía, a su definición de cultura, pero que están ya consideradas como tal para ciertos segmentos de la población. La manifestación Rencontres des cultures urbaines tocaba esencialmente a un público constituido por jóvenes provenientes de sectores vulnerables y presentaba proposiciones artísticas ligadas a la cultura del hip hop, danza rap, graff, slam, tag.” (2002, p70).

Con esta manifestación, los públicos recibidos fueron muy diferentes con respecto a los que frecuentaban habitualmente la Grande Halle: mayoría adolescentes (70% menos de 23 años), provenientes de medios generalmente desfavorecidos, del sector de la periferia parisina o de otras ciudades francesas (48% de otras regiones, 35% de la periferia parisina y 15% de París). También había adultos que estaban implicados en actividades culturales dirigidas a los jóvenes, así como otros interesados por este movimiento artístico.

3. La influencia del contenido artístico.
Los diferentes ejemplos presentados por Levy ilustran la complejidad de la democratización cultural y la diversidad de parámetros que una institución cultural puede considerar si desea accionar sobre la composición social de los públicos. Ellos son parcialmente determinados por el espacio donde ocurre la manifestación, el horario, el precio de la entrada y por otros parámetros de naturaleza más intangible, como la imagen que la institución da de ella misma o de los artistas que recibe.

Pero además, los diferentes estudios realizados por la Villette testimonian, sobretodo, la influencia preponderante del contenido artístico de las manifestaciones. De hecho, si la gratuidad no es suficiente para atraer a un público popular a los conciertos de jazz, y si los espectáculos de danza hip hop hacen venir adolescentes de toda Francia, es porque las disciplinas concernidas no interesan a los mismo segmentos de la población y porque ellas no ocupan la misma posición en el campo cultural.

Para Levy, hablar de democratización reenvía necesariamente a la democracia cultural. “Cuando las medidas buscan facilitar el acceso a la cultura no es suficiente favorecer la diversidad social de los públicos, una oferta más amplia de formas artísticas puede seguramente llegar a renovar el perfil de los públicos” (2002:73).


IV. ATERRIZANDO EN CHILE: EL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE
[17]
En enero del 2006, el Teatro de la Universidad Católica de Chile (TEUC) asume la decisión de iniciar un proceso de renovación. Ello responde, por una parte, al reconocimiento del nuevo contexto cultural en Chile, que ha implicado una mayor oferta de salas y espectáculos teatrales, la presentación de otras temáticas, distintas a las grandes obras de la dramaturgia universal, nuevas formas de producción teatral (gracias a financiamiento público como el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes) y una incipiente tendencia a la interdisciplinaridad y a la mayor visibilidad de nuevas formas de expresión artística. En este sentido, el primer desafío que plantea la renovación es una reflexión sobre el rol de un teatro universitario y los contenidos de su programación.

En segundo lugar y estrechamente ligado a lo anterior, el nuevo proceso supone abordar, desde sus inicios, la problemática de los públicos. Ya no basta con estrenar una obra y aparecer en los medios de comunicación para estar a tablero vuelto. Ha quedado atrás la época en que los teatros eran contados con los dedos de la mano y ahora los espectadores se encuentran frente a una oferta que puede superar las cuarenta producciones por mes. Por otra parte, para el TEUC no se trata de “llenar la sala” porque sí, sino con respecto a un cierto sentido relacionado con la responsabilidad educativa y social de un teatro universitario. Facilitar el acceso al teatro en Santiago de Chile implica pensar en una ampliación y diversificación de públicos; significa el diseño de herramientas que estimulen el acercamiento y que entreguen nuevos parámetros y elementos de comprensión del trabajo teatral. Supone, por último, ir en búsqueda de los públicos a través de distintas estrategias y de una oferta artística de mayor diversidad.

En tercer lugar, esta renovación nos demanda también el desarrollo de un sistema de gestión mixta y la generación de variadas instancias de participación que estimulen las implicaciones e inversiones del sector privado en el proyecto TEUC. El cuarto y último aspecto, tiene que ver con una mayor apertura a la internacional desde diferentes perspectivas.

1. Las primeras acciones
Para lanzar esta nueva etapa, durante el año 2005 se establecen nuevos estatutos jurídicos en el Teatro y se crea el cargo de Director, que por primera vez es asumido por un académico de la Escuela de Teatro de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La responsabilidad recae sobre Inés Stranger, ex subdirectora de la escuela, dramaturga y Magister en Estudios Teatrales por la Universidad Paris 3, Sorbonne Nouvelle.

La primera definición, en el marco de la reflexión sobre el rol del teatro universitario hoy en día y de su consecuente programación, es que, en términos generales, el Teatro de la Universidad Católica busca continuar como un espacio en el que se aborden los valores universales representados históricamente en el teatro, con excelencia artística, pero desde una perspectiva contemporánea que reactualice la importancia de las temáticas. Por otra parte, la idea es constituirse también como un espacio que promueva y de cabida a nuevas formas de lenguaje escénico, a contenidos de índole nacional y latinoamericanos, y desde una perspectiva de experimentación y de gestión de la diversidad. En este sentido, se asume también una vinculación de coordinación y trabajo mucho más estrecho con la Escuela de Teatro de la Universidad.

A partir de estos principios programáticos, surge el segundo desafío: cómo llegar a un mayor número de personas, a cuáles, a través de qué estrategias, cómo definir nuestra responsabilidad educativa y social con respecto a la formación de públicos. Para avanzar en esta línea, en marzo del 2006 se crea el Departamento de Comunicaciones y Públicos del TEUC. Su primer objetivo es implementar una estrategia comunicacional que dé cuenta de esta renovación y que responda a las necesidades que plantea una cultura virtual y mediatizada. El segundo es desarrollar un plan de construcción, formación y fidelización de públicos de corto plazo (tres años) que sea medible, evaluable y readecuable en función de los resultados.

2. La estrategia comunicacional
La primera tarea implica el desarrollo de una nueva imagen gráfica para el TEUC, que debe estar definida en noviembre 2006, para lanzarla con la programación del primer trimestre 2007. Ella será utilizada en las invitaciones a los estrenos, en los afiches de cada obra y en los afiches de la programación general del TEUC, en los documentos de formación de públicos, en los avisos publicitarios y de canje, y en todo soporte papel y electrónico de difusión y promoción.

La segunda prioridad es la construcción de la página web del teatro. Por el momento, contamos con un sistema de difusión electrónico incluido en la página de la Escuela de Teatro de la universidad. Si bien, como decíamos anteriormente, estamos interesados en reforzar la vinculación con la Escuela, consideramos que debemos contar con un sitio web independiente, donde se proyecte la nueva imagen, donde se difundan nuestras actividades, donde se genere un espacio que promueva una mayor interrelación con nuestros públicos. Esta página ofrecerá también a nuestros auspiciadores otro espacio de difusión, y constituirá una de las cartas de presentación frente a nuestros futuros socios nacionales e internacionales. También estamos analizando la posibilidad de establecer un sistema de ventas de entradas por internet, donde ella funcionaría como soporte.

Con respecto a la relación con los medios de comunicación, en general contamos con una buena cobertura, la cual es el resultado de la excelencia artística de nuestras producciones y de nuestro prestigio como teatro. Sin embargo, creemos que frente a cada obra debemos realizar una estrategia que nos permita resaltar las temáticas abordadas y su pertinencia en nuestra sociedad. Ello apunta también a mantener el interés de los medios durante toda la temporada de explotación de nuestras producciones y no sólo para los estrenos.

3. El plan de públicos
Por el momento, nos encontramos en una etapa de identificación de variables y problemáticas. Recién comenzamos a analizar algunas y nos quedan todavía muchas por abordar. Tomando como referencia algunos de los criterios de análisis de La Villette con respecto al trabajo con los públicos, hemos realizado un primer diagnóstico de nuestro histórico y hemos definido una serie de acciones experimentales para este año. Ellas constituyen la base para el trabajo en los años 2007 y 2008, período en el cual esperamos consolidar las nuevas prácticas, evaluarlas y readecuarlas con el fin de elaborar un plan de trabajo más sólido a cinco años plazo.

Uno de los aspectos fundamentales a considerar en este último plan es el futuro traslado del TEUC al Campus Oriente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, como parte del Centro de las Artes de la Universidad que se constituirá en esa sede.

  • El espacio físico

El TEUC se encuentra ubicado frente a la plaza Ñuñoa (comuna de Ñuñoa, Santiago), espacio altamente transitado durante el día y la noche. Al centro de la plaza se ubica la Municipalidad de la comuna y alrededor de ella está lleno de restoranes y bares.

Las paredes que separan la vereda de la calle y el foyer de nuestro teatro son puertas vidriadas y transparentes lo que permite la vista hacia el interior. Sin embargo, estas puertas, que sólo se abren 20 minutos antes de cada función, han constituido una barrera para los paseantes. Por otra parte y hasta fines del 2005, el foyer era un espacio vacío, donde sólo se encontraban algunas fotografías de antiguas obras, sin atractivo para la gente que venía a la función.

Desde marzo de este año, decidimos quitar los afiches de las obras pegados en las puertas vidriadas e instalamos al interior del foyer un stand donde se ofrece la revista de la Escuela de Teatro, Apuntes de Teatro. Para el segundo semestre, esperamos ampliar del “productos derivados” de nuestra programación: afiches de las obras (con la nueva imagen), los cuadernillos pedagógicos donde se presenta un análisis de las obras, los programas, los textos originales y adaptaciones, flayers y otros elementos de promoción. Paralelamente, la persona que está a cargo del stand entrega al público antes de la función una ficha para completar con datos personales (nombre, mail, ocupación, institución, edad, comuna y obra a la que asiste). Ello nos ha permitido construir una base de datos para trabajar en el futuro cercano.

  • Procedencia geográfica de los públicos

En una primera lectura de la información obtenida a través de estas fichas, percibimos que nuestro público proviene de comunas lejanas a la del TEUC. Ello nos ha llevado a plantearnos el desafío de desarrollar una campaña de promoción con los habitantes del sector, sobre todo si pensamos en el traslado al Campus Oriente de la universidad, el cual se encuentra a 10 minutos de la actual ubicación del teatro.

Como primera acción, hemos concertado reuniones con las Municipalidades de las tres comunas más próximas, Ñuñoa, Providencia y Macul, con el fin de presentar la nueva orientación del teatro y establecer relaciones de apoyo y trabajo conjunto. Esperamos acercarnos también a las diferentes organizaciones sociales y culturales del sector y ofrecer promociones para la población local. Comenzamos también a publicar cupones de descuento en los medios de distribución comunal. A fines de este año, esperamos realizar una primera evaluación a estas acciones.

  • Contenido, diversificación y ampliación de públicos

Establecimientos educacionales. Un diagnóstico inicial nos dice que debemos reforzar y profesionalizar el trabajo que se ha hecho hasta hoy con los profesores y estudiantes de enseñanza secundaria, pero ahora de manera sistemática, con la elaboración y publicación permanente de cuadernillos pedagógicos, dirigidos a los profesores. En ellos se aborda el contenido general de la obra y se propone una serie de actividades a realizar con los alumnos, antes y después de la función.

A través de un equipo de Promoción, se ofrece a los establecimientos la compra de entradas a precio rebajados para que asistan los alumnos. Para ello, se organiza una función especial y gratuita para los docentes, antes del estreno, al final de la cual la encargada de Pedagogía teatral aborda las temáticas centrales de la obra y entrega el cuadernillo pedagógico. También se distribuye una ficha para completar con sus datos personales (nombre, establecimiento educacional, asignatura, teléfono y e-mail) con el fin de ampliar nuestra base de datos. Posteriormente, los profesores interesados asisten al TEUC con sus estudiantes. Una análisis con respecto a las obras más solicitadas por los establecimientos educacionales refleja una preferencia por los textos que están incluidos en el plan de trabajo escolar (Shakespere, Molière…). Resulta difícil atraer con producciones basadas en textos contemporáneos, aún cuando las temáticas sean pertinentes para alumnos de entre 15 y 18 años.

Gracias a la información recogida en estas funciones, percibimos que los profesores que invitamos no son los mismos que los que asisten, lo que nos ha permitido ampliar nuestra base de datos con respecto a este segmento de público. Y como una manera de acercarlo, estamos desarrollando una política de fidelización a través de la oferta de encuentros, talleres y formaciones que ofrece el TEUC y la Universidad.

Por otra parte, nuestra idea es desarrollar para el 2007 sistemas de medición cualitativos que nos entreguen un marco para monitorear y analizar el aporte de nuestras publicaciones en el trabajo realizado por los profesores con los estudiantes.

Estudiantes universitarios. Nuestro segundo diagnóstico es que existe un gran público constituido por estudiantes universitarios y profesionales jóvenes a ser atraído. En general, ellos están bombardeados de información sobre panoramas culturales lo que plantea dificultades en el momento de la elección.

Nuestra intención, es desarrollar actividades en torno a cada uno de las obras, en las cuales se aborden diferentes disciplinas en su relación con el teatro. De esta manera, esperamos captar el interés de grupos definidos y ofrecerles otras herramientas de acercamiento y comprensión del trabajo teatral.

La primera experiencia fue el Encuentro de Psicología y Teatro, en torno a la obra Akatisia, mente en movimiento, realizado el 12 de abril pasado. Los participantes/invitados fueron el connotado siquiatra chileno Ricardo Caponni, el director de la obra, Gonzalo Cid, y la actriz y co-directora, Ornella de la Vega. El objetivo era poner sobre la mesa los distintos métodos de acercamiento, observación e interpretación frente a enfermedades psicóticas: por una parte, los del siquiatra, por otra, los de los artistas. El programa era gratuito, incluía la presentación de la obra y luego una análisis entre los invitados y una conversación con el público.

A la actividad asistieron alrededor de 200 personas (el 95% de la capacidad de la sala). De ellos, 55 contestaron la encuesta que habíamos preparado para identificar el público. Un 60% correspondía a estudiantes de psicología y el 40% restante a estudiantes de escuelas de teatro y facultades de arte. Del total, un 40% asistía por primera vez al TEUC.

Es demasiado prematuro interpretar resultados, pero sí podemos identificar ciertas variables de análisis. Por una parte, la figura de Caponni es capaz de atraer al mundo de psicología, es “la estrella”. Por otra, y con respecto al elemento de gratuidad de la actividad, no podemos evaluar aún su grado de afectación en la asistencia de los estudiantes de psicología. Es posible que muchos hubieran pagado (un entrada reducida) por ver el análisis que Caponni hacía a la obra. Por el contrario, creemos que la gratuidad si influye, en este caso, en la asistencia de los estudiantes de teatro y de arte, aún cuando el espectáculo fuera una propuesta innovadora de lenguaje escénico. Sin embargo, estamos todavía en un estadio completamente especulativo.

Para el segundo semestre, planificaremos actividades en torno a las obras el Neo-proceso, de Benjamín Galimiri, dirigida por Paulina García, y La cruzada de los niños, un proyecto de investigación de la Escuela de Teatro que nos permitirá trabajar sobre los derechos de los niños.

En el caso del Neo-Proceso, versión libre inspirada en el Proceso de Kafka y en la película del mismo nombre de Orson Welles, los principales criterios a utilizar en la programación de estas actividades son, en primer término, considerar la participación de “personalidades” provenientes de distintas disciplinas académicas que puedan entregar otras dimensiones de apreciación a la temática y al trabajo teatral (como el caso de Capponi en Akatisia). En segundo lugar, incorporaremos en estos encuentros otras formas artísticas (cine, artes visuales, música….) con el fin de entregar una dimensión interdisciplinaria del trabajo que realizamos. En tercer lugar, desarrollaremos una campaña comunicacional dirigida a los públicos que queremos tocar. Estas actividades estarán agendadas al inicio de la temporada de cada obra, con el fin de constituir un elemento de difusión y “enganche” para la obra. Por último, estableceremos relaciones con unidades académicas de Derecho, Filosofía, Sociología, Comunicaciones y Literatura de distintas universidades, ya que consideramos que las temáticas que aborda el Neo-Proceso son transversales a estas disciplinas. Queda por definir si ellas serán gratuitas o pagadas.

Público infantil y familiar. En el medio chileno, existe actualmente una alta demanda de propuestas teatrales para niños de un alto nivel artístico. Para el 2007, visualizamos la posibilidad de desarrollar una producción dirigida a menores, que nos permita acercarnos a un público de familiar.

Público adulto proveniente de estratos socio-económicos medio. Durante mucho tiempo, el TEUC ha sido considerado como un teatro de elite, tanto por el contenido de la programación como por el precio de las entradas. En este sentido, estamos evaluando la posibilidad de presentar a la Comisión de Repertorio del Teatro un espectáculo para el 2007 de más fácil acceso en cuanto a texto, pero sin disminuir la excelencia artística. Por otra parte, asumiremos el desafío de una revisión a nuestra política tarifaria.

  • La fidelización de públicos

También nos hemos propuesto avanzar en el desarrollo de programas de fidelización de públicos, ya sea a través del establecimiento de convenios, del desarrollo de un boletín informativo electrónico a enviar a los “amigos del TEUC”, tarjeta de descuentos, etc.

La fidelización es uno de los desafíos de la continuidad en un proyecto cultural. Ella promueve una mayor cercanía con nuestros públicos y una retroalimentación del trabajo realizado. Permite también evaluar el efecto de nuestras políticas y medir una eventual modificación de perfiles sociológicos.

Por último y para abordar de manera científica estos desafíos, estableceremos también nuevos sistemas de medición, a través de un proyecto de investigación con la Escuela de Sociología de la Universidad Católica.

3. Participación del sector privado
A pesar de que el TEUC cuenta con un presupuesto anual
[18] que permite asegurar los costos administrativos, salarios para un mínimo de 22 personas, mantención y renovación de equipamiento técnico y de oficina, la programación oficial debe ser financiada con ingresos provenientes de auspicios, canjes y taquilla. Es por eso que necesitamos contar con la participación del sector privado para la producción, montaje y explotación de las obras, para desarrollar nuevas actividades programáticas, otras líneas de investigación y para ampliar y diversificar el trabajo con los públicos.

En estos momentos, estamos sentando las bases para establecer un futuro equipo de Markenting que asuma la relación con las empresas. Las primeras acciones apuntan a: definir una serie de posibilidades de asociación entre el sector privado y el TEUC, a realizar un catastro de las empresas interesadas en apoyar a la cultura y con un compromiso de responsabilidad social, y a establecer una agenda de visitas con ellas para presentar la nueva orientación del proyecto TEUC. En este sentido, la identificación y segmentación de nuestros públicos es fundamental para poder estimular el interés del sector privado. Es necesario considerar que el sector teatral no ofrece la misma visibilidad que el cine, por ejemplo. Sin embargo, creemos que podemos ofrecer a las empresas un espacio para desarrollar una línea de acción constante y visible de apoyo a la cultura; para desempeñar un rol pro-activo de responsabilidad social; para entregar beneficios y servicios culturales a sus funcionarios y clientes, y de contar con un nuevo espacio de promoción y difusión de sus intereses, servicios y productos.

4. Apertura internacional
Como explicábamos anteriormente, si bien buscamos promover autores, textos y temáticas chilenas en nuestra programación, estamos altamente interesados en la realidad contemporánea latinoamericana. Consideramos que existe un enorme trabajo a desarrollar con nuestros países vecinos.

Por otra parte, queremos también, este primer año, establecer convenios de cooperación con universidades e instituciones europeas, específicamente, inglesas, francesas y españolas. Estos acuerdos se podrán materializar a través de intercambios, asesorías y pasantías de investigación, entre otros….


CONSIDERACIONES FINALES

En términos generales, el Teatro de la Universidad Católica de Chile ha decido enfrentar el 2006 como un período de experimentación a partir del cual se obtenga un material para sentar las bases del trabajo para el 2007 y 2008. Durante esta etapa, pretendemos posicionarnos tanto desde una perspectiva de democratización que facilite el acceso en términos de educación y mediación, así como de otra que estimule la participación ciudadana en cultura, a través de una mayor diversidad de contenido.

Consideramos que recién después de tres años estaremos en condiciones de definir los términos de un proyecto mayor y a largo plazo. Y siempre teniendo en cuenta que sólo con una actitud de apertura y flexibilidad en nuestras acciones y decisiones podremos obtener resultados y seguir avanzando.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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(1999). Notas sobre cultura común. Hacia una política cultural para la estética terrena, en Arxius de Sociología, nº3.

PIE DE PAGINAS
[1] Escolarización masiva, desigualdad de recursos, ascenso de nuevos actores sociales, tecnologías de la comunicación y de la información, autonomía del sector cultural.
[2] Ello implica un impacto en la comunidad beneficiaria. Este impacto va a ser definido durante la elaboración del proyecto. Puede significar un impacto a nivel de accesibilidad material…uno de orden sico-social, etc… (ver punto I de este artículo).
[3] Desde 1989, año en que se pone fin de manera formal a la dictadura militar en Chile, el principal desafío político fue el restablecimiento y consolidación de la democracia en sus diferentes dimensiones. En términos de cultura, el objetivo inicial era la elaboración de un nuevo modelo, en contraposición al existente durante el gobierno de Augusto Pinochet (1973-1989). Con el presidente demócratacristiano Patricio Aylwin se establecieron las primeras nociones que reflejaban el cambio político: libertad en oposición a la censura, pluralismo que reconoce la diversidad, autonomía de la vida cultural, protección del patrimonio nacional y apertura a la cultura universal a partir de una base latinoamericana. Desde ese momento, se determinaron las grandes líneas de acción: se desarrollan actividades culturales en zonas marginales, se estimula la promoción de la industria del libro y del cine, se crea el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (FONDART), se promulga la Ley de Donaciones Culturales (ley que estimula las donaciones provenientes del sector privado en materia cultural a través de la deducción de impuestos) y se implementan diversas iniciativas para promover la participación de la sociedad civil en la vida cultural.
Paralelamente, se explicita la necesidad de contar con una institucionalidad cultural que diera cuenta de la nueva situación del país. La primera medida fue la constitución de una comisión, presidida por el sociólogo Manuel Antonio Garretón, que tenía por objetivo elaborar una propuesta para la institucionalidad cultural chilena. Su trabajó finalizó en agosto de 1991 con la proposición de crear un Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, dependiente directamente del Presidencia, y con una autoridad máxima que tuviera el rango de ministro. En noviembre de 1996 un grupo de diputados y de gestores culturales convocaron al “Encuentro de Políticas Públicas, Legislación y Propuestas Culturales”, realizado en Valparaíso. De allí emanó un documento con 120 propuestas las cuales reiteraban las conclusiones del equipo de Garretón. Ese mismo año, el presidente Eduardo Frei formó una nueva comisión, encabezada por Milán Ivelic, para reelaborar una propuesta cultural, la cual en su informe final también insistía en la propuesta de la creación de la institucionalidad chilena.
Lo que ocurría era que a pesar de que se implementaban una serie de medidas que hacían avanzar en la reactivación de una vida cultural con cimientos democráticos, muchas veces ellas se veían limitadas y manifestaban signos incoherencias. Esto se debía, por una parte, a las dificultades propias del restablecimiento de la democracia que se impulsaba en Chile. Por otro lado, la ausencia de un organismo que coordinara el proceso de desarrollo cultural producía una dispersión en la elaboración e implementación de las políticas. En esos momentos, los asuntos culturales eran dirigidos por la División de cultura del Ministerio de Educación, por las secretarías de cultura de otros ministerios, por la Presidencia, y por diferentes organismos estatales.
[4] Ley 19.891(www.consejodelacultura.cl). Si bien no se trata de un ministerio, la nueva estructura recibe un presupuesto funcionamiento anual (como cualquier otro ministerio) y su director tiene el rango de ministro. El Consejo, “que cuenta con personalidad jurídica y patrimonio propio, tiene entre sus funciones el estudiar, adoptar, poner en ejecución, evaluar y renovar políticas culturales, así como elaborar planes y programas del mismo carácter” . A partir de la promulgación de la ley, se ha cumplido un itinerario que ha incluido la constitución del Directorio Nacional del Consejo de la Cultura, del Comité Consultivo Nacional, de los consejos regionales y de los comités consultivos regionales, en un proceso democrático que ha involucrado a 517 organizaciones culturales También se han aprobado legislaciones de promoción y protección, se han asumido compromisos en el marco de convenios internacionales -Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Acuerdo de Cooperación con la Unión Europea-, se han asignado nuevos recursos y se han realizado una serie de actividades concretas, considerando la participación activa de diferentes actores, artistas, creadores, gestores, políticos, académicos, la comunidad.... en Memoria Anual 2003 y 2004, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile.
[5] Ver Encuesta de Consumo Cultural 2004 (Región Metropolitana) y 2005 (Nacional), Departamento de Estudios - Publicaciones, en www.consejodelacultura.cl.
[6] El Establecimiento Público del Parc y la Grande de Halle de La Villette (EPPGHV: www.villette.com) es una de las instituciones culturales que ha abordado el tema de la gestión de la diversidad como principal línea directriz. Dependiente del Ministerio de la Cultura y de la Comunicación de Francia, fue creado el año 1993 bajo el concepto de “parque cultural urbano”. Este se encuentra ubicado en la zona noreste de París, en el límite entre la capital y su periferia. Constituido como un “laboratorio de democratización cultural”, los objetivos principales eran hacer dialogar al arte y la sociedad, plantearse cuestionamientos como el rol del arte y de la cultura en la construcción de nuevas formas de estar juntos, preguntarse sobre qué tipo de instalaciones y/o de mejoras urbanas permiten hoy a la ciudad convertirse en un centro de reencuentro, en un crisol de ciudadanía.
[7] A partir de una síntesis del artículo Cultura(s), de Antonio Ariño, presentado como introducción en el Seminario Internacional de Construcción de Públicos en las Artes Escénicas, realizado en Valencia el 29 y 30 de noviembre 2004.
[8] Investigador del Departamento de Estudios y de la Prospección, Ministerio de la Cultura y la Comunicación de Francia.
[9] Creado el año 1993 como un “laboratorio de democratización cultural”, el EPPGHV se encuentra bajo la tutela del Ministerio de la Cultura y de la Comunicación de Francia (www.villette.com).
[10] Creado el año 2003 al interior de la Dirección de la Comunicación y Públicos de La Villette.
[11] Los grupos escolares y socioculturales son también destinatarios directos de numerosas ofertas de talleres y de programas de acción cultural. Los más pequeños abordan indirectamente los contenidos culturales del Parque y de su programación a través de talleres lúdicos y pedagógicos. Los más grandes son sensibilizados con una presentación de la disciplina o tema. También se puede profundizar a través de un taller práctico o de un encuentro con los artistas. Algunos grupos van incluso más lejos cuando participan de un proyecto de acción cultural, concebido por ellos, el cual puede terminar en una verdadera creación.
[12] A partir del artículo de Florence Levy « La démocratisation de l’accès à la culture : réflexion a partir des études sur les publics du Parc et de la Grande Halle de la Villette », en Les publics des équipements culturels, 2002.
[13] Los públicos de los equipamientos culturales. Métodos y resultados de encuestas.
[14] Usos y límites de los sondeos en el conocimiento de los públicos.
[15] El EPPGHV cuenta también con un equipo de “Recherche de Public”, búsqueda de público, el cual, como su nombre lo dice, sale a la calle a buscar los diferentes públicos para cada manifestación.
[16] Encuentro de culturas urbanas.
[17] Desde su creación en 1943, el objetivo fundamental del Teatro de la Universidad Católica de Chile ha sido poner en escena las grandes obras de la dramaturgia universal desde los griegos hasta nuestros días, con el fin de satisfacer las necesidades artísticas y culturales del público chileno. En sus 63 años de existencia, el TEUC ha producido más de 170 obras tanto chilenas como extranjeras, operando como unidad de producción encargada de realizar los montajes de las obras escogidas por el Comité de Repertorio de la Escuela de Teatro UC, compuesto por grandes directores, actores y diseñadores nacionales. El teatro cuenta con dos salas: Sala 1 con capacidad para 350 personas; y Sala Eugenio Dittborn, con capacidad para 280 personas.
Entre los años 1985 y 2003, se ha trabajado en torno a tres criterios de producción:
· Los grandes obras de la dramaturgia universal (A. Miller, F. Dürenmatt, E. O’Neill, Shakespeare, Molière…), con una gran asistencia de público escolar. El objetivo de estos montajes era difundir transversalmente los grandes clásicos del teatro en puestas en escena con un gran elenco y excelencia artística.
· Textos dramáticos de la segunda mitad del siglo XIX (D. Mamet, E. Albee, Y. Reza, R. Harwood…), dirigidos a un público adulto. Junto con dar a conocer la dramaturgia internacional de los últimos años, estas producciones plantean temas contingentes que hacen reflexionar sobre el ser humano en nuestros días.
· Dramaturgia nacional (G. Luco Cruchaga, J. Radrigán, A. Skarmeta, Coca Duarte…), dirigidas a todo público. Esta línea de producción tiene por objeto presentar la reflexión proveniente de nuestros propios creadores, la cual, junto con apuntar a temas universales que preocupan al hombre, destaca elementos particularmente conflictivos de la vida social chilena.
[18] Financiado por la Pontificia Universidad Católica de Chile.